Por Juan Carlos Cué Vega
Cónsul de México en Brownsville
Estimados compatriotas:
En días pasados los cónsules de México en diversas ciudades fronterizas, fuimos convocados por el Secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, con el fin de delinear algunas acciones que tengan como propósito ayudar a que, desde la perspectiva de las tareas consulares, se pueda contribuir a detener el tráfico ilegal de armas hacia nuestro país. El tema, no cabe duda alguna, es de la mayor importancia no sólo porque constituye una conducta criminal contraria a la ley, sino porque la posesión de estas armas induce a conductas que están en el origen y causa de la inseguridad que actualmente se vive innegablemente en nuestro país.
Según diversos cálculos, el setenta por ciento de las armas aseguradas en México provienen de los Estados Unidos y el treinta por ciento restante tienen manufactura de España, Italia, Austria y otros países. Asimismo, en los últimos años han entrado a México un promedio de 70 armas al día, ingresando en cuarenta y uno por cientos desde el estado de Texas, diecinueve por ciento desde California y un quince por ciento desde Arizona. Entre los puntos de trasiego de armas de fuego identificados se encuentra nuestra frontera entre Brownsville y Matamoros.
Para todos los mexicanos, debe ser motivo de preocupación el hecho de que armamento y municiones de diversos calibres sean fácilmente encontradas y adquiridas en el mercado negro por cualquier persona, sin que se verifique ni el origen de la pistola o el rifle o el fusil, ni tampoco la identidad del portador o la persona que lo adquiera. Ciertamente este caos proviene de origen, ya que es sabida la facilidad con que se pueden adquirir en los Estados Unidos en donde existen más de cincuenta mil armerías, tiendas departamentales, ferias de armas y casas de empeño donde se venden, apoyadas en la tristemente célebre segunda enmienda constitucional de los Estados Unidos que considera un derecho humano el derecho a poseer un arma por cualquier persona mayor de edad.
La tarea de parar esa abundancia de armamento ilegal en México ciertamente no es fácil. Se enfrenta a un poder económico fuerte, que resulta de la venta de drogas hacia los Estados Unidos y en el que las armas se convierten en moneda de pago. También se hace frente a ciertas conductas inmorales y corruptas de ciertos agentes podridos en ambos lados de la frontera y muchos otros factores que tienen que ver con la incapacidad de realizar operativos en Estados Unidos de lo que sale de su territorio, con el fin de no perjudicar la venta fuertemente cabildeada por la NRA, quizá el más poderoso cabildero estadounidense en el congreso, la industria e internacionalmente en muchos otros países proclives a la protección de la posesión de armas.
Las discusiones a que fuimos convocados dejan tres cosas claras. Uno, para nuestro país es un momento decisivo para atacar en serio este problema. Dos, es necesario dejar de un lado las acusaciones mutuas sobre qué le corresponde hacer a cada quien en este tema y el de tráfico de drogas y personas y dar paso a una auténtica corresponsabilidad que se convierta en una colaboración mutua sin reservas en intercambio de información de inteligencia, en operativos espejos coordinados que produzcan resultados. Y tercero, que aprovechemos la tecnología y modernicemos la infraestructura en puertos de entrada y aduanas para la efectiva contención y reducción del tráfico ilícito de armas en la frontera. Ha quedado claro que estas son las tareas a desarrollar. También ha quedado claro que es sólo con la decidida participación de ambos gobiernos, de ambas sociedades y de legisladores en cada estado de los Estados Unidos que pueden y deben apretar legislación local que apriete y restrinja la laxitud para la adquisición y posesión de armas sobre todo en estados como Texas.
En este sentido, en los días por venir nuestras autoridades acordarán algunas medidas conjuntas. Pero es importante que la población mexicana sepa que no existe relajación de México en el tema y que habrá de buscar la plena colaboración de los EUA y ello quizá pueda reflejarse en breve en las actividades que habitualmente observamos en los puentes entre nuestras ciudades. Pero también en otras áreas de la franja fronteriza y nuestros puertos marítimos, pues es obvio que el ingreso ilegal también pasa más allá de la frontera.
Adicionalmente, será necesario que la sociedad mexicana exija de sus legisladores la integración de diversas modalidades del tráfico a leyes que sancionen el delito severamente. Un ejemplo de esto podría ser el que, en lugar de que la internación de un arma en partes no constituya un delito, se sancione este tipo de conducta pues abundan ejemplos, en nuestros propios puentes, en los que por una parte o por una persona se ingresa una parte o municiones para después rearmarla. Creo que es necesario que demandemos se sanciones y se aplique la ley en toda su fuerza.
Finalmente quisiera hacer un llamado a tomar conciencia de que la violencia e inseguridad en nuestro país tiene efectos nocivos en la sociedad, especialmente los jóvenes, en la economía pues no se invierte, en el turismo, pues la gente nio viaja y por tanto no existe derrama económica. Por ello, todos juntos debemos considerar este tema una prioridad y apoyar a que ambos gobiernos logremos establecer un freno. Si tienes alguna idea de cómo lograrlo, acude al Consulado de México, te escuchamos. Estamos para servirte.
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