Estados Unidos comenzará en agosto una programa piloto de reconocimiento facial en la frontera con México que registraría imágenes de personas que entran y salen del país en vehículos.
El programa se basará en pruebas secretas realizadas en cruces fronterizos en Arizona y Texas durante las cuales las autoridades estadounidenses recolectaron una cantidad masiva de datos.
Las pruebas contienen datos de personas que se trasladaron al trabajo, gente recogiendo a sus hijos de la escuela o llevando a cabo rutinas diarias en Estados Unidos, según registros del Gobierno.
El llamado Vehicle Face System, funcionaría por un año en el cruce de Anzalduas, en Texas, rastreando a los autos que viajan desde México con el objetivo de probar la capacidad de la cámara para capturar una imagen facial de calidad en cada pasajero en el vehículo y su coincidencia biométrica con datos del Gobierno, según datos del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés).
Por otra parte, el proyecto suscitó críticas inmediatas por parte de defensores de las libertades civiles, quienes afirmaron que había una serie de inquietudes constitucionales y de privacidad con un sistema de vigilancia demasiado amplio que dependía de una tecnología cuestionable.
“Una vez que se construyen y se implementan estos tipos de sistemas de vigilancia poderosos, la privacidad es perjudicada… no se puede deshacer”, dijo Mitra Ebadolahi, abogado del Proyecto de Litigio fronterizo de la ACLU.
Asimismo, la investigación sobre el proyecto de vigilancia fronteriza ha demostrado repetidamente que el reconocimiento facial es una tecnología poco confiable, según Ebadolahi.
Los críticos han advertido que cada vez más herramientas biométricas pueden agravar las desigualdades existentes en el sistema de justicia penal, utilizando bases de datos y algoritmos inspirados en prácticas policiales discriminatorias.
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