Nueva York.- El mitin que encabezó el presidente Donald Trump el fin de semana y con el que regresó a la campaña electoral estaba diseñado para mostrar fortaleza y entusiasmo en los críticos meses finales antes de las elecciones que decidirán si permanece en la Casa Blanca.
En cambio, su acto el sábado por la noche en Tulsa, Oklahoma, destacó vulnerabilidades crecientes y cristalizó un mensaje divisivo de reelección que ignora en gran medida a amplios sectores de votantes —independientes, suburbanos y personas no blancas— que podrían desempeñar un papel crucial en la elección de Trump o de su retador demócrata, Joe Biden.
La oficina del jefe de bomberos de la ciudad reportó que a la arena BOK Center de 19.000 asientos sólo asistieron poco menos de 6.200 personas. La asistencia de participantes en el mitin de regreso, más baja de lo esperado, enfureció a Trump, que reprendió a sus asistentes.
Además, al menos seis miembros del personal que estaban ayudando a organizar el evento dieron positivo por coronavirus. La gran mayoría de los asistentes, incluido Trump, no usaron mascarillas a pesar de las recomendaciones de los expertos en salud del propio gobierno de Trump.
El virus ha infectado a más de 3,6 millones de personas y matado a más de 251.000 en el mundo, de acuerdo con un recuento de la universidad Johns Hopkins que los expertos coinciden está por debajo de la realidad debido a la escasez de tests, la diversidad de criterios y el ocultamiento deliberado por parte de algunos gobiernos.
Estados Unidos ha registrado más de 71.000 muertes y Europa más de 144.000. Detrás de esas cifras enormes hay familias que sufren.
En Estados Unidos, el presidente Donald Trump, quien busca su reelección en noviembre, impulsa la mitigación de las órdenes de permanecer en casa y la reactivación de la economía, que ha perdido más de 30 millones de empleos en menos de dos meses. Se prevé que Trump disolverá en las próximas semanas la comisión creada por la Casa Blanca para combatir la pandemia a pesar de que los estados reabren sin las debidas precauciones.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, dijo que el verdadero centro del debate nacional sobre la reapertura es el valor de la vida humana.
Trump reconoció el costo humano, pero sostuvo que mantener cerrada la economía tiene costos como la drogadicción y los suicidios.
“No digo que nada sea perfecto y sí, ¿habrá gente afectada? Sí. ¿Habrá gente afectada gravemente? Sí, pero tenemos que abrir el país y tenemos que abrirlo rápidamente”, dijo durante una visita a Arizona en la que no usó cubrebocas.
El jefe del bloque mayoritario, Mitch McConnell, reabrió la cámara y concentró la agenda en la confirmación de los designados por Trump para altos puestos en el gobierno más que en la pandemia.
McConnell insistió el martes que cualquier paquete de ayuda debe incluir protecciones legales para hospitales, personal de salud y negocios que reabren en medio de la pandemia.
Sin embargo, el líder republicano también se mostró interesado en reforzar las estrategias de testeo como algo de importancia central para dar pasos “de regreso a la normalidad”.
“Pruebas, rastreo y tratamiento”, dijo McConnell en el recinto. “Nuestra tarea hacia adelante será seguir buscando soluciones bien pensadas”.
La reactivación de esta industria parece llegar antes de que el país haya controlado por completo el brote de coronavirus.
Bangladesh, una nación de 160 millones de habitantes, confirmó 549 nuevos contagios el martes, para un total de 6.462. Este fue el mayor incremento diario desde que el país confirmó su primer caso el 8 de marzo, explicó Nasima Sultana, funcionaria del Departamento de Salud.
Al menos 155 personas fallecieron y solo hay constancia de la recuperación de 139, agregó.
Los analistas consideran que los precios del crudo estadounidense para entregarse en junio y en los meses posteriores es más cercano al precio “real” del petróleo, junto con los precios de crudos internacionales, los cuales no cayeron por debajo del cero, en parte debido a que sus problemas de almacenamiento no son tan apremiantes. Sin embargo, también registraron pérdidas el martes por la misma cuestión: Una economía incapacitada por el brote del coronavirus no necesita consumir tanto combustible.
La mezcla Brent, de referencia internacional, para entrega en junio cedió 24,4% a 19,33 dólares por barril.
El frágil mercado petrolero ayudó a lastrar el precio de las acciones a su segundo día consecutivo de pérdidas. El índice S&P 500 bajó 3,1%, su peor caída desde el 1 de abril. El desplome se produjo luego de pérdidas similares en Europa y Asia.
El S&P 500 cayó 86,60 puntos para cerrar en 2.736,56.
El promedio industrial Dow Jones perdió 631,56 unidades, o 2,7%, para situarse en 23.018,88. El compuesto Nasdaq cedió 297,50 enteros, o 3,5%, para terminar en 8.263,23.
En otra señal de preocupación que se cierne sobre los mercados, los rendimientos del Tesoro volvieron a caer. El rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años bajó a 0,56%, respecto al 0,62% de la jornada previa, lo que significa que los inversionistas están dispuestos a recibir menos a cambio de refugiarse en la seguridad de los bonos del gobierno estadounidense.
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