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Las autoridades de China se preparaban el domingo para liberar a un hombre que fue condenado hace tres años tras publicar videos de hospitales abarrotados y cuerpos durante el brote de la Covid-19, según dijeron un pariente y otra persona familiarizada con su caso.
Fang Bin y otras personas conocidas como periodistas ciudadanos publicaron detalles de la pandemia a comienzos de 2020 en internet y redes sociales, lo que avergonzó a funcionarios chinos que recibían críticas por no controlar el brote.
El último video que compartió en Twitter, Fang, un vendedor de ropa tradicional china, mostraba un pedazo de papel que decía: “Todos los ciudadanos resistan, devuelvan el poder al pueblo”.
El caso de Fang forma parte de la represión contra las críticas a la gestión inicial de la pandemia en China, una persecución ejercida conforme el Partido Comunista, que gobierna el país, trataba de controlar la conversación en el país.
Estaba previsto que saliera libre este domingo, según dos personas que no quisieron dar su nombre por temor a represalias del gobierno. Una de ellas dijo que Fang había sido condenado a tres años de prisión por “buscar pelea y provocar problemas”, un cargo vago y que suele emplearse contra disidentes políticos.
The Associated Press no pudo confirmar su liberación de forma independiente ni logró confirmar los detalles del caso con las autoridades.
Dos centros de la oficina de seguridad pública de Wuhan no facilitaron un número de celular para su oficina de información ni respondieron a ninguna pregunta. Las llamadas a una corte que supuestamente había condenado a Fang quedaron sin respuesta el domingo por la tarde.
Una mujer de otra corte que, según reportes gestionó la apelación de Fang, dijo que no estaba autorizada a responder preguntas.
A principios de 2020, el brote inicial de la Covid-19 castigó a la ciudad de Wuhan, de 11 millones de habitantes, en la provincia central china de Hubei. La ciudad estuvo 76 días confinada, con sus calles desiertas salvo por las ambulancias y el personal de seguridad.
En esos días, un pequeño grupo de periodistas ciudadanos intentó contar sus historias y las de otras personas con sus celulares y cuentas en redes sociales, un desafío al estricto monopolio de la información ejercido por el Partido Comunista.
Aunque el movimiento era pequeño, su escala no tenía precedentes en ningún otro brote de enfermedad o desastre en China.
Sin embargo, la información que compartieron no tardó en meterlos en problemas. Fang y otro periodista ciudadano, Chen Qiushi, desaparecieron en febrero.
Chen reapareció en septiembre de 2021 en su cuenta de YouTube, y dijo que había sufrido depresión. No dio detalles sobre su desaparición.
Otra periodista ciudadana, Zhang Zhan, que también había informado en la primera fase del brote, fue condenada en diciembre de 2020 a cuatro años de prisión acusada de buscar pelea y provocar problemas.
Unos ocho meses más tarde, su abogado dijo que su salud se había deteriorado tras una larga huelga de hambre.
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