ROMA, ITALIA.— Andrea Napoli no encajaba con el perfil habitual de un paciente infectado con el coronavirus.
A los 33 años, se encontraba en perfecto estado de salud, sin ningún antecedente de enfermedades respiratorias. Y estaba en plena forma física gracias a entrenamientos regulares, incluido polo acuático.
Sin embargo, Napoli, un abogado que vive en Roma, desarrolló síntomas de fiebre y tos menos de una semana después de que el primer ministro Giuseppe Conte ordenó el aislamiento obligatorio en todo el país, incluida la capital, donde las actividades habían continuado normalmente pese a que el virus se esparcía en el norte. Hasta ese día, Napoli seguía con su rutina de trabajo, salidas a correr y nadar.
Tres días después recibió un diagnóstico positivo de la enfermedad COVID-19.
Al principio se le pidió ponerse en cuarentena en casa con la advertencia de que el problema podría agravarse de repente, y así sucedió. Al día siguiente fue hospitalizado en terapia intensiva, y las radiografías confirmaron que había desarrollado neumonía.
“Desafortunadamente, tienes que experimentar estas cosas para realmente entenderlas por completo”, comentó Napoli durante una entrevista vía Skype. “Tengo 33 años, excelente salud, y de repente me encuentro en terapia intensiva en menos de día y medio”.
En la mayoría de la gente, el coronavirus causa síntomas leves o moderados, como fiebre y tos que desaparecen en dos o tres semanas. Sin embargo, en algunos casos, sobre todo adultos mayores y personas con enfermedades preexistentes, puede provocar afecciones más graves, incluyendo neumonía y la muerte. La gran mayoría de la gente se recupera.
Napoli pasó nueve días respirando con ayuda de una máscara de oxígeno. Durante los dos días que estuvo en terapia intensiva murieron tres pacientes en su pabellón. Relató que los médicos se quedaban sin aliento por estar empujando los equipos, vestidos con mascarillas, trajes y guantes de protección, y agotados por los largos turnos laborales y el estrés.
“Lo que vi fue mucho, mucho dolor. Fue muy duro”, comentó Napoli. “Escuché gritos de otras habitaciones. La constante tos de los otros cuartos”.
Tras otra semana en un pabellón para enfermos con COVID-19, el viernes fue trasladado a un hotel que está siendo utilizado para pacientes que se recuperan del virus, donde un médico lo revisa dos veces al día. Todavía no puede respirar adecuadamente y los niveles de oxígeno en su sangre no han vuelto a los niveles normales.
“Me canso muy fácil”, dijo. “Si sólo voy del baño a la cama me quedo sin aliento. Me duelen los músculos porque estuve en cama nueve días, sin la posibilidad de moverme. Así que no fue algo sencillo”.
En tanto, las autoridades italianas expresaron el domingo cierto optimismo de que las medidas que se han implementado están teniendo un impacto dos semanas después. El número de casos positivos en las últimas 24 horas aumentó tan sólo 5,4%, para un total de 97.689.
Significativamente, el número de pacientes en terapia intensiva a nivel nacional subió en apenas 50, menos de la mitad de lo que se había registrado en los últimos días, ubicándose en 3.906. Y la cifra de muertes está en una tendencia en baja de aproximadamente 10% desde el viernes, con 756 decesos reportados el domingo.
Italia sigue teniendo la mayor cantidad de fallecimientos en el mundo por el coronavirus con 10.779.
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