Se saturan funerarias de Nueva York por muertos de COVID-19



Pat Marmo caminó entre los cerca de 20 cadáveres ubicados en el sótano de su funeraria de Brooklyn, colocándose la mascarilla abajo para que sus palabras pudieran ser escuchadas.

“Todas las personas allí, no son un cuerpo”, comentó. “Se trata de un padre, una madre, una abuela. No son cadáveres. Son personas”.

Al igual que muchas funerarias de Nueva York y el resto del mundo, la compañía de Marmo se encuentra en crisis mientras intenta cubrir la creciente demanda de sus servicios debido a la pandemia del coronavirus que ha cobrado alrededor de 1.400 vidas tan sólo en la ciudad de Nueva York, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins. Sus dos celulares y el teléfono de su oficina suenan constantemente. Al iniciar cada conversación, se disculpa por ser tan breve y les suplica a sus clientes que les pidan a los hospitales que retengan a sus seres queridos el mayor tiempo posible,

Su compañía está equipada para manejar entre 40 y 60 casos al mismo tiempo sin problema alguno. La mañana del jueves lidiaba con 185.

“Es un estado de emergencia”, comentó. “Necesitamos ayuda”.

Los directores de funerarias están asediados. Por un lado, por los hospitales que intentan deshacerse de los cadáveres, y por el otro, por el hecho de que los cementerios y crematorios se encuentran reservados por al menos una semana, y en ocasiones dos.

Marmo le dio acceso a The Associated Press a la funeraria David J. Schaefer en el vecindario Sunset Park, en el distrito de Brooklyn, el jueves para mostrar lo complicado de la situación.

Tiene unos 20 cuerpos embalsamados y almacenados sobre camillas en anaqueles de su sótano, y una docena más en su capilla secundaria. Ambas salas están enfriadas con aires acondicionados.

Calculó que más del 60% murieron a causa del coronavirus. En la mayoría de las personas, el virus causa síntomas leves o moderados, pero en algunos casos, particularmente en adultos y pacientes con problemas de salud previos, puede provocar cuadros más severos, incluso fatales.

“Es surrealista”, declaró.

Los hospitales de Nueva York han estado utilizando camiones refrigerados para almacenar los cuerpos, y Marmo intenta conseguir uno. Una compañía le presentó un presupuesto de 6.000 dólares al mes, y otras simplemente se rehúsan debido a que no quieren que sus equipos sean utilizados para cadáveres.

Incluso si consigue un camión, no tiene dónde ponerlo. Se pregunta si el cuartel de policía ubicado al otro lado de la calle le permitiría utilizar su entrada.

Espera también que la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus iniciales en inglés) levante las regulaciones que limitan las horas que pueden operar los crematorios. Eso le ayudaría a ponerse al corriente.

“Necesito que alguien me ayude”, declaró. “Tal vez si me envían refrigeración, o me asesoran para que pueda instalar un trailer refrigerado que pueda conservar y pueda supervisar”.

Patrick Kearns, un director funerario de cuarta generación en Queens, dijo que la industria nunca había experimentado algo similar. Su familia estaba preparada para que su negocio tuviera una enorme demanda tras los ataques del 11 de septiembre de 2001, pero muchos cuerpos se perdieron entre los escombros, por lo que nunca hubo tal agitación.

Ahora sí. El negocio de Kearns en Rego Park se encuentra a tan sólo unos minutos del Hospital Elmhurst, un sitio con abundantes casos en una ciudad que se ha vuelto el epicentro del brote en Estados Unidos. En los primeros 15 días de marzo, las cuatro funerarias que tiene la familia realizaron 15 servicios. En la segunda mitad del mes tuvieron 40.

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