NBC News.
La Corte Suprema escuchará este lunes dos casos sobre si las universidades privadas o públicas deben considerar la raza como un factor a la hora de admitir alumnos, una cuestión que los expertos legales vaticinan que la mayoría conservadora está abierta a poner fin.
Esta medida, introducida para reparar la discriminación histórica, es un tema que lleva años generando polémica: por un lado las instituciones educativas y las empresas estadounidenses la ven como algo vital para fomentar la diversidad, mientras que por otro los conservadores consideran que es antitético a la noción de que la igualdad racial significa que todas las razas sean tratadas por igual.
Si se pone fin a la discriminación positiva, los defensores de esta práctica advierten que las políticas neutrales con respecto a la raza destinadas a lograr la diversidad fracasarán a menudo, lo que provocará un descenso de las matriculaciones de hispanos y negros. Los defensores apuntan a los ejemplos de los nueve estados que ya prohíben esta práctica como prueba de que la consideración de la raza no es esencial.
El máximo tribunal analizará los argumentos orales en los casos de la Universidad de Carolina del Norte y la Universidad de Harvard, en una sesión que se prevé dure varias horas. Los argumentos en contra de la acción afirmativa son presentados por un grupo llamado Estudiantes por una Admisión Justa, dirigido por el activista conservador Ed Blum.
La última vez que la Corte Suprema se pronunció sobre la discriminación positiva en 2016, los jueces confirmaron por un estrecho margen la política de admisión de la Universidad de Texas en Austin en una votación de 4-3, en la que el juez conservador Anthony Kennedy, que ya se ha retirado, emitió el voto decisivo.
El tribunal se inclinó hacia la derecha después de que el expresidente Donald Trump nombrara a tres jueves conservadores. La jueza liberal Ketanji Brown Jackson, designada por el presidente Joe Biden, no alteró el equilibrio ideológico de la corte ya que sustituyó al también liberal Stephen Breyer. Como Jackson ya formaba parte de la junta de supervisores de Harvard, se ha apartado del caso y sólo participará en el litigio de Carolina del Norte.
El grupo de Blum sostiene que cualquier consideración de la raza en las admisiones universitarias es ilegal, tanto en virtud de la ley federal que prohíbe la discriminación en la educación como de la cláusula de protección de la igualdad de la 14ª Enmienda de la Constitución. Afirma que la política de admisión de la Universidad de Carolina del Norte discrimina a los solicitantes blancos y asiáticos y que la política de Harvard discrimina a los asiáticos. En ambos casos, los tribunales inferiores fallaron a favor de las universidades.
Al defender sus políticas, las universidades y sus partidarios -entre los que se encuentran el Gobierno de Biden, grupos de derechos civiles, empresas y antiguos líderes militares- argumentan que excluir a alguien por motivos de raza es completamente diferente a buscar la diversidad en el campus. Las universidades subrayan que la raza es sólo un factor que se tiene en cuenta como parte de un amplio
análisis individualizado de cada solicitante.