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Los equipos de emergencia acudieron el viernes a rescatar a personas atrapadas en casas inundadas después de que Helene tocó tierra como un poderoso huracán de categoría 4 en Florida, generando una enorme marejada ciclónica y dejando sin electricidad a millones de clientes en varios estados. Se informó de la muerte de al menos 21 personas en cuatro estados.
El gobernador de Georgia, Brian Kemp, dijo que decenas de personas seguían atrapadas en los edificios dañados por Helene. Las autoridades estaban “teniendo dificultades para llegar a los lugares”, por lo que equipos con motosierras estaban “trabajando para despejar las carreteras”, dijo Kemp en una conferencia de prensa.
La tormenta tocó tierra el jueves por la noche en una región escasamente poblada con vientos máximos sostenidos de 225 kilómetros por hora en la zona rural de Big Bend, donde hay pueblos pesqueros y lugares de vacaciones en la zona donde se unen el Panhandle y la península de Florida. Pero los daños se extendieron cientos de kilómetros al norte, con inundaciones en lugares tan lejanos como Carolina del Norte, donde un lago utilizado en escenas de la película “Dirty Dancing” desbordó una represa. Varios hospitales en el sur de Georgia se quedaron sin electricidad y uno en Tennessee estuvo cerrado.
“Gracias a Dios que ambos estamos vivos para contarlo”, dijo Rhonda Bell después de que un enorme roble afuera de su casa en Valdosta, Georgia, se estrellara contra el techo.
En los videos difundidos en las redes sociales se veían cortinas de lluvia cayendo y desprendiéndose los revestimientos de los edificios en Perry, Florida, cerca de donde llegó la tormenta. Una estación de noticias local mostró una casa volcada y muchas comunidades establecieron toques de queda.
“Es realmente desgarrador”, dijo Stephen Tucker, después de que el huracán desprendiera el techo nuevo de su iglesia en Perry, Florida. Tuvo que ser reemplazado después del huracán Idalia del año pasado.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis, dijo que los daños causados por Helene en la zona parecen ser mayores que los daños combinados causados por Idalia y el huracán Debby en agosto. “Es desmoralizante”, dijo.
El presidente Joe Biden dijo que estaba rezando por los sobrevivientes mientras el jefe de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias se dirigía a la zona. La agencia ha desplegado más de 1.500 trabajadores, que ayudaron con 400 rescates a última hora de la mañana.
A muchos de los varados en lugares como Tampa sólo se pudo llegar en barco, y los funcionarios en otros lugares advirtieron que el agua podría contener cables con corriente, aguas residuales, objetos afilados y otros escombros.
“Si está atrapado y necesita ayuda, llame a los rescatistas. NO INTENTE PISAR LAS AGUAS DE LA INUNDACIÓN USTED MISMO”, advirtió la oficina del sheriff del condado de Citrus, Florida, en una publicación de Facebook, al tiempo que expresó su preocupación de que la marea pudiera traer otra oleada de hasta 10 pies (3,05 metros).
Más de 4 millones de hogares y negocios se quedaron sin electricidad el viernes por la mañana en Florida, Georgia y Carolina del Sur, según poweroutage.us, que rastrea los informes de servicios públicos.
Kemp dijo que al menos 11 personas murieron en su estado. Al menos otras seis murieron en Carolina del Sur, dos en Florida y dos en Carolina del Norte.
Entre los muertos había una persona que murió en Florida cuando un cartel cayó sobre su coche. Se informó de que otras dos personas murieron en un posible tornado en el sur de Georgia cuando se acercaba la tormenta.
El huracán tocó tierra cerca de la desembocadura del río Aucilla, en la costa del Golfo de Florida. Ese lugar estaba a sólo 32 kilómetros al noroeste de donde Idalia azotó el año pasado con casi la misma ferocidad y causó daños generalizados.
Ciudades tan alejadas como Atlanta quedaron inundadas, y en algunos barrios solo se veían buzones y techos de automóviles que sobresalían del agua. Kemp movilizó 1.000 efectivos adicionales de la Guardia Nacional, además de los 500 que había movilizado anteriormente.
Cuando el ojo del huracán pasó cerca de Valdosta, una ciudad de 55.000 habitantes cercana a la frontera con Florida, decenas de personas se reunieron el viernes por la mañana en el vestíbulo oscuro de un hotel. Mientras el viento aullaba afuera, el agua goteaba de las lámparas del comedor del vestíbulo.
Fermín Herrera, de 20 años, su esposa y su hija de 2 meses salieron de su habitación en el piso superior del hotel, donde se refugiaron porque estaban preocupados por la caída de árboles sobre su casa en Valdosta.
“Escuchamos un estruendo”, dijo Herrera, mientras acunaba al bebé dormido en el pasillo de la planta baja.
Helene es la tercera tormenta que azota la ciudad en poco más de un año. La tormenta tropical Debby dejó sin electricidad a miles de personas en agosto, mientras que el huracán Idalia dañó aproximadamente 1.000 viviendas en Valdosta y el condado de Lowndes, que se encuentra aledaño, hace un año. Ahora, algunas ventanas de tiendas del centro de la ciudad se rompieron y los toldos de las tiendas quedaron destrozados.
Poco después de cruzar tierra, Helene se debilitó y se convirtió en tormenta tropical, con vientos máximos sostenidos de 110 km/h (70 mph). A las 11 de la mañana del viernes, la tormenta se encontraba a 165 kilómetros (105 millas) al noreste de Atlanta, y se desplazaba hacia el norte a 52 km/h (32 mph) con vientos máximos sostenidos de 75 km/h (45 mph), informó el Centro Nacional de Huracanes en Miami.
Los meteorólogos esperaban que el sistema continuara debilitándose a medida que avanza hacia Tennessee y Kentucky y dejase fuertes lluvias sobre los Apalaches, con riesgo de deslizamientos de tierra e inundaciones repentinas.
Incluso antes de tocar tierra, la furia de la tormenta se sintió ampliamente, con vientos sostenidos con fuerza de tormenta tropical y ráfagas con fuerza de huracán a lo largo de la costa oeste de Florida. Las autoridades pidieron a los residentes que evacuaran.
“Escriba su nombre, fecha de nacimiento e información importante en su brazo o pierna en un MARCADOR PERMANENTE para que puedan identificarlo y notificar a su familia”, advirtió la oficina del alguacil del condado de Taylor, en Florida, en su mayoría rural, en una publicación de Facebook a quienes optaron por no evacuar. El consejo es similar al que otros funcionarios han dado durante huracanes anteriores.
Más allá de Florida, en las montañas de Carolina del Norte habían caído hasta 25 centímetros de lluvia y es posible que caigan hasta 36 centímetros más antes de que termine el diluvio, lo que prepara el terreno para una inundación que, según los meteorólogos, podría ser peor que cualquier otra del siglo pasado. El viernes se estaban llevando a cabo evacuaciones en varias zonas del estado y se cerraron alrededor de 300 carreteras.
La Guardia Nacional del Ejército de Connecticut envió un helicóptero para ayudar en el estado.
“Es terrible. No sé si volveré a ver algo así”, dijo Spencer Tate Andrews, de Asheville, Carolina del Norte.
Los distritos escolares y varias universidades cancelaron las clases. Los aeropuertos de Florida que habían cerrado reabrieron el viernes y los inspectores estaban examinando puentes y calzadas a lo largo de la Costa del Golfo para que vuelvan a estar abiertos al tráfico rápidamente, dijo el secretario de Transporte del estado.
Un día antes de llegar a Estados Unidos, Helene inundó partes de la península de Yucatán, en México, inundando calles y derribando árboles a su paso por la ciudad turística de Cancún y la costa. En el oeste de Cuba, Helene dejó sin electricidad a más de 200.000 hogares y negocios a su paso por la isla.
Helene fue la octava tormenta con nombre de la temporada de huracanes del Atlántico, que comenzó el 1 de junio. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica ha pronosticado una temporada de huracanes en el Atlántico superior a la media este año debido a las temperaturas oceánicas récord.
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Payne informó desde Tallahassee, Florida, y Hollingsworth desde Kansas City, Missouri. Los periodistas de The Associated Press Seth Borenstein en Nueva York; Jeff Amy en Atlanta; Russ Bynum en Valdosta, Georgia; Danica Coto en San Juan, Puerto Rico; Andrea Rodríguez en La Habana; Mark Stevenson y María Verza en Ciudad de México; y Claire Rush en Portland, Oregon, contribuyeron a este despacho.
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