El presidente ruso Vladimir Putin respaldó el martes una nueva política de disuasión nuclear de Rusia, que le permitirá usar armas atómicas en respuesta a un ataque convencional dirigido a la infraestructura militar y gubernamental crítica del país. Al incluir un ataque no nuclear como un posible desencadenante de represalias nucleares rusas, el documento parece enviar una advertencia a Estados Unidos.
La nueva política refleja las preocupaciones de Moscú por el desarrollo de posibles armas que podrían dar a Washington la capacidad de eliminar activos militares clave e instalaciones gubernamentales sin recurrir a armas atómicas.
El documento también ofrece una descripción detallada de las situaciones que podrían desencadenar el uso de armas nucleares. Estas incluyen el uso de armas nucleares u otras armas de destrucción masiva contra Rusia o sus aliados y un ataque enemigo con armas convencionales que amenacen la existencia del país.
Además de eso, el nuevo documento declara que Rusia podría usar sus arsenales nucleares si obtiene “información confiable” sobre el lanzamiento de misiles balísticos dirigidos a su territorio o el de sus aliados y también en el caso de “impacto enemigo en un gobierno o ejército de importancia crítica o en instalaciones de la Federación Rusa, cuya incapacidad pueda resultar en el fracaso de las acciones de represalia de las fuerzas nucleares”.
Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia están en su peor momento desde la Guerra Fría debido a la crisis en Ucrania, la supuesta intromisión rusa en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016 y otros temas.
El año pasado, ambos gobiernos se retiraron del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF por sus siglas en inglés), firmado en 1987. El único acuerdo de control de armas nucleares que aún está vigente entre ambos es el START (Strategic Arms Reduction Treaty o Tratado de Reducción de Armas Estratégicas), que fue renovado en 2010 por los entonces presidentes Barack Obama y Dmitry Medvedev. El pacto limita a cada país a un máximo de 1.550 ojivas nucleares desplegadas, 700 misiles y bombarderos desplegados y prevé inspecciones exhaustivas in situ para verificar el cumplimiento del acuerdo.
El Kremlin ofreció extender el START, que expirará en febrero de 2021, pero la Casa Blanca quiere un nuevo pacto de armas que también incluya a China. Moscú considera inviable esa idea debido a la negativa de Beijing a negociar cualquier acuerdo que reduzca su arsenal nuclear.
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