Un juez de Nueva York ordenó a las autoridades carcelarias que proporcionen al narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán nuevos métodos para participar en su defensa.
Brian Cogan, el juez federal de Distrito dijo la sala de visitas de su equipo legal deben cambiar para incluir un segundo monitor de computadora y una ranura para el intercambio de documentos.
Guzmán se ha declarado inocente de cargos que su organización del narcotráfico lavó miles de millones de dólares y dirigió una despiadada red de asesinatos y secuestros.
La defensa ha asegurado que su cliente es retenido en condiciones inhumanas y sumamente restrictivas en una cárcel de máxima seguridad en Manhattan, que es conocida por albergar a sospechosos de la mafia y de organizaciones terroristas.
Los fiscales afirman que las condiciones carcelarias de “El Chapo” son apropiadas para alguien que ya escapó dos veces de una prisión de máxima seguridad en México, incluso una mediante un túnel.
Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, prófugo legendario y el capo más poderoso y escurridizo de México, fue re capturado después de haber protagonizado su segunda fuga espectacular de una cárcel mexicana de máxima seguridad.
La nueva captura de Guzmán, de 58 años, es una victoria para el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, después de la gran humillación que supuso su fuga de prisión en el 11 de julio de 2015, algo que el propio mandatario había dicho meses antes que sería imperdonable.
Antes de su primera detención en Guatemala en junio de 1993, cuando fue condenado a 20 años de cárcel, Guzmán era un narcotraficante de poco peso. S
u primera huida de un penal de máxima seguridad en 2001, supuestamente oculto en un carrito de lavandería, multiplicó su popularidad, su leyenda quedó consagrada cuando, 14 años después, se escapó de otra cárcel similar de forma todavía más espectacular: por un sofisticado túnel de 1,5 km de largo que conectaba la ducha de su celda con una casa de seguridad y que fue construido sin que nadie lo detectara.
En ese momento, julio de 2015, habían pasado menos de año y medio en prisión y Guzmán, el hombre cuya captura había supuesto el mayor éxito del gobierno de Peña Nieto, se convertía en protagonista en su más estrepitosa humillación, porque el ejecutivo del Partido Revolucionario Institucional se había jactado de que nunca le pasaría lo mismo que a gobiernos anteriores y se mostró claramente en contra de aceptar una extradición a Estados Unidos, que lo requiere por numerosos delitos.
Finalmente, el 20 de enero de 2017 fue extraditado a Nueva York Estados Unidos donde espera un juicio en su contra.