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Cómo gestionar el flujo migratorio que llega al sur de Estados Unidos fue el tema central de la llamada que mantuvieron este viernes el presidente Joe Biden y su homólogo mexicano Andrés Manuel López Obrador, una conversación “cordial”, según este último y que de acuerdo con la portavoz de la Casa Blanca, fue “muy constructiva”.
“La mayor parte de la conversación fue sobre migración, sobre cómo coordinar el trabajo, coordinar los temas económicos, los pasos a tomar para reducir la migración hacia la frontera y ellos (los mexicanos) han sido socios en todo eso a lo largo de los últimos meses”, dijo en conferencia de prensa Jen Psaki, vocera de la Casa Blanca.
La llamada duró 52 minutos y abordó también los preparativos de la próxima Cumbre de las Américas, que se celebrará en junio en Los Ángeles, y el final de la normativa de expulsiones inmediatas de migrantes en la frontera sur estadounidense que se puso en marcha al inicio de la pandemia, agregó Psaki.
“Tuvimos una cordial conversación con el presidente Biden”, dijo López Obrador en su cuenta oficial de Twitter. “Tratamos temas de interés en la relación bilateral y acordamos que el secretario Marcelo Ebrard visitará Washington el lunes para avanzar en temas de cooperación para el desarrollo y sobre la Cumbre de las Américas”.
La migración será también uno de los ejes de esa cita en la que tanto Estados Unidos como México han enfatizado la importancia de gestionar los flujos de personas con un enfoque regional.
La reunión tiene lugar en un momento de tensión internacional porque la guerra en Ucrania ha elevado la inflación en todo el mundo en medio de la preocupación por la probable escasez de petróleo, gas natural y alimentos.
Además, el eventual final el 23 de mayo de la medida sanitaria que expulsaba de forma expedita a los solicitantes de asilo hace temer a muchos un incremento de los flujos migratorios hacia Estados Unidos, un asunto que podría exacerbar las tensiones partidistas de cara a las próximas elecciones de medio mandato y para lo que la colaboración del gobierno mexicano es clave.
El expresidente Donald Trump puso en marcha este tipo de expulsiones inmediatas al inicio de la pandemia, en marzo de 2020. Las autoridades dijeron que el objetivo era frenar la propagación del coronavirus pero las organizaciones civiles denunciaron que fue una forma encubierta de blindar la frontera a los solicitantes de asilo.
Funcionarios de la administración Biden indicaron antes de la llamada que otros temas a tratar serían la invasión de Rusia a Ucrania, los retos económicos globales, la pandemia, el cambio climático y el narcotráfico.
Según López Obrador, Biden fue quien solicitó la llamada. “Hay varios asuntos que estamos tratando juntos… cada uno tiene su opinión pero nos escuchamos y nos respetamos”, dijo López Obrador el pasado martes. “Es importante que se dé está comunicación”.
López Obrador tiene prevista una gira la próxima semana por cuatro países centroamericanos y Cuba en los que la migración también será un eje prioritario. En Centroamérica en concreto, tiene previsto hablar con sus homólogos sobre el desarrollo económico y los programas sociales que podrían reducir la presión que sienten los habitantes de esos países para emigrar, un asunto en el que México ha intentado buscar el apoyo de Washington.
Entre los temas con discrepancias está Ucrania. México ha condenado la invasión de Rusia aunque se ha negado a seguir a otros países, incluido Estados Unidos, en la aplicación de sanciones y se ha mostrado muy laxo con el gobierno de Vladimir Putin.
La administración estadounidense también ha expresado sus objeciones a las polémicas reformas del sector energético impulsadas por López Obrador que favorecerían a las generadoras eléctricas estatales en detrimento de las plantas privadas. Aunque el Congreso bloqueó una reforma constitucional en este sentido, hay una ley en vigor desde el año pasado.
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