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Las fuerzas rusas seguían adelante el viernes con su asalto a varias ciudades ucranianas, con nuevos ataques con misiles y bombardeos sobre la capital, Kiev, y las afueras de la ciudad occidental de Leópolis, mientras los líderes mundiales pedían una investigación sobre los repetidos ataques del Kremlin contra objetivos civiles, incluyendo operaciones aéreas sobre escuelas, hospitales y zonas residenciales.
Los misiles que cayeron de madrugada sobre las afueras de Leópolis fueron el ataque que más se ha acercado, hasta la fecha, al centro de la ciudad, que se ha convertido en un cruce de caminos entre quienes huyen de otras partes del país y los que entran a suelo ucraniano para repartir ayuda o combatir.
El humo negro persistía horas después de las explosiones, que alcanzaron unas instalaciones de reparación de aviones militares cerca del aeropuerto internacional de la ciudad, a apenas seis kilómetros (cuatro millas) del centro. Una persona resultó herida, dijo el jefe del gobierno de la región, Maksym Kozytskyy.
Según los testigos, una rápida sucesión de explosiones remeció los edificios próximos alrededor de las 06:00 horas. Los seis misiles se dispararon desde el mar Negro, pero dos de ellos fueron derribados, explicó el mando occidental de la fuerza aérea. El incidente causó daños en un centro de reparación de autobuses, apuntó el alcalde de la ciudad, Andriy Sadovyi.
Ubicada no muy lejos de la frontera con Polonia y muy por detrás de las líneas del frente, Leópolis y sus alrededores no han sido ajenos a los ataques de Rusia. El peor de ellos mató a cerca de tres docenas de personas en un centro de entrenamiento cerca de la ciudad. Mientras, su población ha aumentado en unas 200.000 personas debido a la llegada de gente de otras zonas en busca de refugio.
La ofensiva matinal rusa golpeó también un edificio residencial en el vecindario de Podil, en Kiev, matando a al menos una persona, de acuerdo con los servicios de emergencia, que apuntaron que otras 98 personas fueron evacuadas del inmueble. El alcalde de la capital, Vitali Klitschko, reportó que otras 19 personas resultaron heridas.
Dos personas más murieron en ataques a edificios residenciales y administrativos en Kramatorsk, una ciudad del este, según el gobernador de la región, Pavlo Kyrylenko.
En una ciudad tras otra, los hospitales, escuelas y edificios donde la población trata de ponerse a salvo de los bombardeos han sido atacados. Los rescatistas buscaban sobrevivientes entre las ruinas de un teatro que servía de refugio a cientos de personas cuando fue arrasado por la aviación rusa en la asediada ciudad de Mariúpol, en el sur del país, el miércoles.
En Járkiv, un enorme incendio arrasó un mercado local tras un bombardeo el jueves. Un bombero murió y otro resultó herido en otro ataque mientras el personal de emergencias combatía las llamas, contaron las autoridades.
La Organización Mundial de la Salud verificó 43 ataques a hospitales y centros de salud que causaron 12 fallecidos y 34 heridos.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, afirmó el jueves que las autoridades del país estaban evaluando los posibles crímenes de guerra y que, si se confirma el ataque deliberado de Rusia a la población civil, habrá “enormes consecuencias”.
Por su parte, la jefa de política de Naciones Unidas, la secretaria general adjunta Rosemary DiCarlo, pidió una investigación sobre las víctimas civiles y recordó al Consejo de Seguridad de la institución que la ley humanitaria internacional prohíbe los ataques directos a la población.
Muchos de los incidentes registrados a diario en las ciudades ucranianas “son supuestamente indiscriminados” y en ellos se emplean “armas explosivas con una gran zona de impacto”, afirmó DiCarlo, agregando que la devastación en Mariúpol y Járkiv “plantea grandes temores sobre el destino de los millones de residentes en Kiev y en otras ciudades que enfrentan ataques cada vez más intensos”.
Alrededor de 35.000 civiles abandonaron Mariúpol en los dos últimos días, dijo Kirilenko el viernes.
Se cree que cientos de civiles se refugiaban en un gran teatro con columnas del centro de la ciudad que fue arrasado por la aviación rusa el miércoles. Las informaciones sobre los posibles sobrevivientes seguían sin ser claras el viernes. Las comunicaciones con la ciudad están cortadas y llegar allí es complicado debido a los bombardeos y los combates.
“Esperamos y creemos que algunas personas que se quedaron en el refugio debajo del teatro puedan sobrevivir”, dijo a The Associated Press Petro Andrushchenko, funcionario de la alcaldía. Apuntó que el teatro tenía un refugio antibombas relativamente moderno en el sótano, diseñado para resistir ataques aéreos. Otros funcionarios señalaron antes que algunos habían conseguido salir del inmueble.
Los videos y fotografías proporcionados por el ejército ucraniano mostraron que el edificio, de al menos tres plantas, quedó reducido a un esqueleto sin tejado, con algunas de sus paredes exteriores derrumbadas. Imágenes satelitales tomadas el lunes con la tecnología Maxar mostraron enormes letras blancas sobre el pavimento frontal y trasero del edificio que formaban la palabra “NIÑOS” en ruso (“DETI”) para alertar a los aviones de combate de quién estaba en el interior.
Las ráfagas de nieve rodeaban los restos de edificios de apartamentos calcinados, sin ventanas y con marcas de metralla mientras el humo se alzaba sobre el perfil de la ciudad.
“Estamos intentando sobrevivir de alguna manera”, dijo una de las residentes, que se identificó solo con su nombre, Elena. “Mi hijo tiene hambre. No sé que darle de comer”.
Moscú negó haber bombardeado el teatro o cualquier otro lugar en Mariúpol el miércoles.
En declaraciones en la madrugada del viernes, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, dio las gracias a su homólogo estadounidense, Joe Biden, por la ayuda militar adicional pero dijo que no daría más detalles porque no quiere que Rusia sepa qué puede esperar. El mandatario afirmó que cuando comenzó la invasión, el 24 de febrero, Moscú esperaba una situación como la de 2014, cuando tomó Crimea son combatir y respaldó a los separatistas que asumieron el control de la región oriental del Donbás.
Pero Ucrania tenía defensas mucho más sólidas de lo esperado, y Rusia “no sabía lo que teníamos ni cómo nos preparamos para afrontar el golpe”.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, habló el viernes por teléfono con el canciller alemán, Olaf Scholz, quien le pidió que acepte un alto el fuego inmediato y que se mejore la situación humanitaria en el país, dijo un vocero de Scholz.
En un comunicado sobre la llamada, el Kremlin señaló que Putin dijo al líder alemán que Ucrania tenía “propuestas poco realistas” y estaba alargando las negociaciones. Moscú apuntó también que se estaba evacuando a civiles y acusó a Kiev de cometer crímenes de guerra al bombardear ciudades en el este.
Los combates han hecho que más de 3 millones de personas huyesen del país, según estimaciones de la ONU. La cifra de fallecidos aún se desconoce, pero Ucrania dijo que miles de civiles han muerto desde el inicio de la invasión.
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Yuras Karmanau en Leópolis, Ucrania, y otros periodistas de The Associated Press en todo el mundo contribuyeron a este despacho.
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