WELLINGTON, Nueva Zelanda.
El gobernador de California ordenó a los residentes del estado más poblado de Estados Unidos que no salgan de sus casas mientras el número de fallecidos por la pandemia del coronavirus empeoró tanto que los líderes mundiales advirtieron de consecuencias económicas “récord”.
Irán acusó a Estados Unidos de colaborar en la propagación del virus al mantener las sanciones que le impiden importar fármacos y equipos médicos vitales. La República Islámica tiene 1.200 fallecidos, solo superada por Italia y China, y se teme que no esté reportando el verdadero alcance del brote.
La misión de Naciones Unidas en el país dijo que las sanciones sobre el programa nuclear iraní estaban haciendo prácticamente imposible importar los materiales necesarios para combatir el brote.
“En otras palabras, mientras Estados Unidos está intentando frenar la curva internamente, está ayudando a la propagación externa del virus”, dijo en un comunicado.
El número de fallecidos por el COVID-19, la enfermedad causada por el coronavirus, superó las 10.000 personas, y los contagios exceden los 244.000, según un conteo de la Universidad Johns Hopkins.
Más de 86.000 pacientes se han recuperado ya, en su mayoría en China, pero el ritmo es mucho más lento que el de su expansión. Los casos leves o moderados de COVID-19 tardan unas dos semanas en curarse, pero el plazo puede ampliarse hasta las seis en los cuadros más graves, según la Organización Mundial de la Salud.
Por otra parte, los países están imponiendo controles fronterizos y cuarentenas cada vez más estrictos para que la población se quede en casa y evitar la entrada de gente de fuera con la esperanza de reducir los contagios, mientras se preparan para una avalancha de enfermos. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió de una inminente recesión global “quizás de dimensiones récord”.
En California, el gobernadora, Gavin Newsom, aseguró que si no se tomaban medidas drásticas, el 56% de los 40 millones de residentes del estado podrían contraer el virus en las ocho próximas semanas. Además, amplió las restricciones a las salidas de casa no cruciales, alegando que es necesario controlar los contagios, que amenazan con saturar el sistema de salud de la región.
Restricciones similares se aplicaron en algunos de los focos más graves del virus, como Italia, España y el centro de China.
La mayor mezquita del sudeste de Asia canceló las oraciones del viernes. La gran mezquita de Istiqlal, en la capital de Indonesia, Yakarta, suele estar atestada con los miles de fieles que acuden a rezar en el día más importante de la semana para los musulmanes. Pero en la cuarta nación más poblada del mundo, que tiene más de 300 casos, se teme por la posible gravedad del brote. El llamado del presidente a cancelar todos los actos multitudinarios será difícil de aplicar en el extenso archipiélago.
En Estados Unidos, el ejército preparó hospitales de campaña móviles para desplegarlos en las grandes ciudades y los conductores esperaron en largas filas para someterse a nuevas pruebas para detectar la enfermedad sin bajarse de su auto.
El virus ha infectado a al menos un jefe de Estado en Europa, el príncipe Alberto de Mónaco, de 62 años, que seguía trabajando desde su oficina. Se une a la larga lista de funcionarios de Irán, Brasil, Australia y otras naciones aquejados de COVID-19.
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