WASHINGTON
Reanudó las sesiones informativas sobre el coronavirus y, en contra de las recomendaciones de algunos asesores, no va acompañado de funcionarios de salud pública. Se reserva el escenario exclusivamente para él. Apuesta a que los debates cara a cara con su rival Joe Biden son su mejor oportunidad de acortar la distancia que lo separa del candidato demócrata en las encuestas.
Sacado apresuradamente de la sala de conferencias por un agente del servicio secreto el lunes a raíz de una balacera cerca de la Casa Blanca, Trump regresó a los pocos minutos y dijo, “ni me pasó por la cabeza no volver”.
Luego de permanecer al margen de las negociaciones en torno a un nuevo alivio económico por la pandemia del coronavirus, actualmente estancadas, se metió de lleno en el tema firmando una serie de decretos, para muchos de limitada legalidad y efectividad, en la esperanza de aparecer como un líder firme, que no se queda de brazos cruzados.
“Parte de su estrategia es absorber todo el oxígeno de la sala”, dijo Michael Steele, expresidente del Comité Nacional Republicano crítico de Trump. “La sustancia de lo que hace no es lo que importa. Lo que importa es que los reflectores apunten hacia él”, agregó.
Nunca hubo un presidente tan obsesionado con la cobertura de la prensa, tan decidido no solo a ser el foco de atención del nuevo ciclo noticioso sino a ocupar cada minuto posible en las redes sociales o los canales de noticias, según tres miembros o exmiembros de su campaña que no son identificados por no estar autorizados a hablar del tema en público.
Ese énfasis en la táctica, no en la estrategia, que busca resultados inmediatos sin importar los problemas que puedan surgir en el futuro, le permitió a Trump sobrevivir a las amenazas que comprometían su presidencia pero también puede haber contribuido a su caída en las encuestas, que comenzó poco después de la llegada de la pandemia del coronavirus a Estados Unidos.
Por un momento, dio la impresión de que Trump estaba dispuesto a dejar que otro fuese el rostro de la lucha contra la pandemia. Se encomendó al vicepresidente Mike Pence coordinar los esfuerzos e informar al público.
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