Huracán Ian inunda suroeste de Florida; hay gente atrapada.



AP.

huracán Ian, una de las tormentas más poderosas jamás registradas en Estados Unidos, azotó el suroeste de Florida el miércoles, convirtiendo las calles en ríos, dejando sin electricidad hasta a 2 millones de personas y amenazando con generar daños catastróficos tierra adentro.

Un cuartel policial costero reportó que estaba recibiendo muchas llamadas de personas atrapadas en viviendas inundadas. Gente desesperada hizo publicaciones en Facebook y en otras redes sociales, rogando ser rescatada o a sus seres queridos. Algunos videos mostraban agua cubierta de escombros aproximándose a las cornisas de las casas.

La marejada ciclónica inundó una sala de urgencias ubicada en la planta baja de un hospital de Port Charlotte, mientras que los intensos vientos arrancaron parte del techo de una sala de terapia intensiva en el cuarto piso, según una doctora que labora allí.

El agua comenzó a entrar a borbotones a la sala de terapia intensiva, por lo que el personal se vio obligado a evacuar a los pacientes más enfermos —algunos de los cuales estaban conectados a respiradores artificiales— a otros pisos, dijo la doctora Birgit Bodine, del hospital Fawcett de HCA Florida. El personal utilizó toallas y cubos de plástico para intentar sacar el agua.

El hospital de tamaño medio cuenta con cuatro pisos, pero fue necesario acomodar a los pacientes en sólo dos debido a los daños.

El centro del huracán toco tierra cerca de Cayo Costa, una isla barrera al oeste de la densamente poblada Fort Myers. A medida que se acercaba, el agua de la bahía de Tampa se retiró hacia el Golfo de México.

Mark Pritchett salió de su hogar en la ciudad de Venice aproximadamente a la misma hora que el huracán llegó a la costa procedente del Golfo de México, a unos 55 kilómetros (35 millas) al sur. Comentó que había sido “aterrador”.

“Literalmente, no podía mantenerme de pie frente al viento”, escribió Pritchett en un mensaje de texto. “La lluvia cae como agujas. Mi calle es un río. Ramas y árboles caídos. Y lo peor está por llegar”.

Una embarcación con migrantes cubanos se hundió el miércoles en medio del clima tormentoso al este de Cayo Hueso. La Guardia Costera inició una misión de búsqueda y rescate de 23 personas y logró hallar a tres sobrevivientes a unos tres kilómetros (dos millas) al sur del archipiélago, dijeron funcionarios. Otros cuatro cubanos nadaron hasta la isla Stock, al este de Cayo Hueso, indicó la Patrulla Fronteriza. Continuaba la búsqueda por aire de unos 20 migrantes.

El huracán de categoría 4 azotó la costa con vientos de 241 kilómetros por hora (150 millas por hora) y empujó una marejada ciclónica acumulada durante su lento avance sobre el Golfo de México. Más de 2 millones de viviendas y negocios de Florida carecían de electricidad, de acuerdo con el sitio web PowerOutage.us. Casi todos los hogares y negocios de tres condados no tenían energía.

Previamente la tormenta golpeó a Cuba, donde dejó dos muertos e inhabilitó la red eléctrica de la isla.

Cerca de 2,5 millones de personas del suroeste de Florida recibieron órdenes de evacuar antes de que llegara Ian, pero por ley nadie podía ser obligado a dejar su vivienda.

Los conductores de la televisora WINK de Fort Myers tuvieron que abandonar su escritorio de trabajo habitual y continuar la cobertura desde otro sitio de su sala de prensa porque el agua estaba entrando en su edificio ubicado cerca del río Caloosahatchee.

Aunque se prevé que se debilite a medida que avanza tierra adentro a unos 14 km/h (9 mph), los vientos huracanados de Ian probablemente se sentirían hasta el centro de Florida.

Horas después de que tocara tierra, sus vientos máximos sostenidos habían descendido a 170 km/h (105 mph), convirtiéndolo en un huracán de categoría 2. De todas formas, se preveía la llegada de marejadas ciclónicas de hasta 2 metros (6 pies) de altura en el noreste de Florida.

El jefe policial Bull Prummell del condado Charlotte, al norte de Fort Myers, anunció un toque de queda entre las 9 de la noche y las 6 de la mañana “para salvar vidas”, y advirtió que los infractores podrían enfrentar cargos de delito menor de segundo grado.

“Estoy implementando este toque de queda como una forma de proteger a la gente y las propiedades del condado Charlotte”, comentó Prummell.

Jackson Boone se fue de su casa cerca de la costa del Golfo de México y se refugió en su despacho de abogados en Venice, junto con empleados y sus mascotas. En un momento dado, Boone abrió una puerta y se topó con viento huracanado y lluvia que se desplazaba horizontalmente.

“Vemos daños en árboles, lluvia horizontal, viento muy fuerte”, comentó Boone vía telefónica. “Tenemos un roble de más de 50 años que se ha desplomado”.

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