En menos de tres días los habitantes de Bérgamo han visto dos veces una escena que nunca imaginaron que podrían llegar a presenciar, ni en sus peores pesadillas: los camiones blindados del Ejército volvieron a sacar este sábado otros 75 ataúdes que se acumulaban en el cementerio de la ciudad para llevarlos a incinerar a otros municipios vecinos. Las funerarias y los camposantos no dan abasto para enterrar a los muertos. Solo el viernes, murieron, según los medios locales, 48 personas en esta localidad de 120.000 habitantes. Los féretros amontonados en iglesias y cementerios y decenas de vehículos militares transformados en un cortejo fúnebre se han convertido en la peor estampa del horror de la pandemia de coronavirus.
En todo el país, las cifras son cada día peores que el anterior. Del viernes al sábado fallecieron 793 personas que se habían contagiado de coronavirus, por lo que el número de muertes asciende a 4.825. Es el récord de fallecimientos en un solo día. “Contabilizamos todos los decesos, no distinguimos entre fallecidos con coronavirus y por coronavirus” dijo Angelo Borrelli, el jefe de Protección Civil, en un intento de arrojar cierta prudencia ante unos datos alarmantes. En total, Italia registra 53.578 casos, 4.821 nuevos en el último día, de los que 6.072 han superado la enfermedad, 943 en las últimas 24 horas.
La provincia de Bérgamo, donde vive algo más de un millón de personas, es la más castigada por la pandemia, con 5.154 casos, 500 nuevos en el último día. Solo el viernes murieron 88 personas con coronavirus, según los medios. Todos los alcaldes de esta comarca, 243 en total, de todo tipo de procedencias políticas, han enviado este sábado 21 de marzo una carta conjunta al primer ministro Giuseppe Conte y al gobernador de la región de Lombardía, Attilio Fontana, para pedir que se endurezcan las restricciones. “Ha llegado el momento de parar, pero de verdad”, dicen y lamentan que “todavía hay demasiados movimientos”.
“La situación que vivimos ha adquirido connotaciones de tragedia. En estos días estamos viendo morir a tantos hombres y mujeres y desaparecer generaciones enteras, que ni siquiera pueden recibir una despedida digna”, se lee en la misiva, recogida por los medios italianos. “Con los datos que todos conocemos”, continúan los regidores, “es impensable que hoy podamos seguir confiando en el sentido común de los ciudadanos llamados a respetar las reglas, sujetas a las más variadas interpretaciones”, continúan. Y piden mayores restricciones, conscientes de que “podrían tener graves consecuencias económicas”. Pero, añaden, “es necesario para salvar vidas y proteger el valor primario de la salud que necesariamente tiene que preceder al valor sacrosanto del mercado económico”.
Por su parte, Attilio Fontana, el gobernador de Lombardía, la región más afectada, después de pedir, sin respuesta, al Gobierno central nuevas restricciones, ha decidido actuar por su cuenta y endurecer las limitaciones. “La situación no mejora, sino que empeora”, ha alertado Fontana. Y ha añadido: “Sólo con la extrema limitación de los contactos interpersonales podemos intentar invertir esta tendencia”. Desde el domingo y hasta al menos el 15 de abril estará vetado en toda la región practicar deporte o cualquier actividad motora al aire libre, ni siquiera en solitario. Se prohíbe también las reuniones en lugares públicos bajo multa de hasta 5.000 euros. Deberán cerrar todos los hoteles, salvo los dedicados a la emergencia, y los huéspedes que estén actualmente en ellos tendrán 72 horas para abandonarlos. También cesarán las actividades artesanales y las del sector de la construcción, a excepción de las obras en hospitales e infraestructuras. También cerrarán las oficinas públicas, excepto las esenciales. La región además recuerda que el cierre de las actividades productivas es competencia del Gobierno central, pero ha asegurado que las asociaciones empresariales lombardas “han garantizado que, a partir de las próximas horas, pedirán a sus miembros que suspendan toda la producción que no forme parte de las cadenas de suministro esenciales”.
La situación en algunos hospitales es tan crítica que los médicos de Brescia, otra de las provincias más castigadas por la pandemia, con 4.648 casos, 400 nuevos en el último día, y más de 500 muertos, han lanzado un llamamiento desesperado a las instituciones para que limiten aún más los desplazamientos. “Las Unidades de Cuidados Intensivos no tienen camas libres. Hay que cerrar todo, no se puede continuar permitiendo la circulación de personas”, ha dicho Sergio Cattaneo, jefe de los servicios de reanimación cardiaca de los hospitales de Brescia. Paolo Terragnoli, jefe de urgencias de la Clínica Poliambulanza de la ciudad, ha secundado la demanda y ha alertado de que cada vez es mayor el número de jóvenes contagiados. “Se acabó el momento de salir, hay que quedarse en casa y debe cerrarse todo”, ha dicho. Giuseppe Natalini, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del mismo centro ha explicado a la televisión pública italiana, RAI, que han conseguido ampliar de 16 a 64 las camas de las UCI cerrando quirófanos y otros espacios del hospital. También ha advertido sobre la presencia de pacientes jóvenes en reanimación y ha implorado que se cierren todas las actividades económicas que quedan abiertas lo antes posible.
El presidente de la región del Piamonte, Alberto Cirio, ha escrito también al primer ministro para señalar que según sus previsiones, “en menos de tres días los contagios se duplicarán”. “Nos acercaremos a la saturación de la red regional de cuidados intensivos”, ha alertado. “No tenemos tiempo que perder”.
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