En Georgia, a partir del viernes, los gimnasios podrán recibir clientes y el lunes próximo los restaurantes y salas de cine comenzarán a funcionar. En Carolina del Sur las librerías y tiendas ya tienen permiso para abrir sus puertas, lo mismo que las playas. En Tennessee, desde el 1 de mayo, ya no regirá la orden ejecutiva de quedarse en casa y el gobernador de Luisiana está seguro de que para esa fecha podrá poner en marcha las directrices de la Casa Blanca para restaurar la actividad en los comercios. Florida trabaja a toda máquina para presentar la ruta de apertura al final de esta semana.
El sur de Estados Unidos inicia ya la transición a la llamada “nueva normalidad”, tras semanas de confinamiento para frenar la expansión del coronavirus, en un proceso contaminado por la polarización política: el republicano Donald Trump ha alentado las protestas contra las medidas se aislamiento, auspiciadas sobre todo por sus bases más extremas en territorios con gobernadores demócratas. Aunque la propagación de la covid-19 se ha ralentizado, el número de contagios ha subido en casi 200.000 en una semana; las muertes, en cerca de 13.000. Y los primeros territorios en mover ficha para reactivar su economía son conservadores, pese a que algunos, como Luisiana concentran graves focos de contagio.
El republicano Brian Kemp, gobernador de Georgia, fue uno de los últimos en imponer la orden de quedarse en casa. A menos de tres semanas desde entonces, ha decidido dar inicio a la reapertura de la actividad en el Estado con un plan agresivo: desde el viernes los gimnasios y las peluquerías, entre otros negocios, podrán volver a funcionar. Para hacerlo, deben seguir las pautas de distanciamiento social y examinar a sus empleados para evitar la propagación del brote. Las salas de cine y los restaurantes harán lo propio a partir del 27 de abril. Este martes, el número de contagios en el Estado de 10 millones de habitantes aumentó en más de 400, hasta rozar los 20.000 y el número de muertes llegó a 799. “Probablemente veremos que los casos sigan aumentando”, adelantó el gobernador este lunes. “Si una comunidad comienza a convertirse en un punto caliente [de contagio], entonces tomaré más medidas”, agregó.
Las directrices de la Casa Blanca para la reapertura gradual cuentan con tres fases, cada una de ellas de 14 días. Los expertos recomiendan que el Estado avance en el plan a medida que logre una trayectoria descendente en las enfermedades con síntomas parecidos a la gripe y al coronavirus; y que también caigan los casos registrados y las pruebas de diagnóstico positivas en relación al porcentaje total. Keisha Lance Bottoms, la alcaldesa demócrata de Atlanta, capital de Georgia, rechazó el anuncio del gobernador porque “los números continúan aumentando”. “Es prerrogativa del gobernador tomar esta decisión para el Estado, pero continuaré instando a Atlanta a que se quede en casa”, sostuvo en un comunicado. Pero Kemp descareditó su orden: “No se pueden tomar medidas locales que sean más o menos restrictivas” a las estatales.
La batalla de poder también se libra entre Trump y los gobernadores. En en un primer momento, el mandatario, que se ha mostrado ansioso por reactivar la economía cuanto antes (el Domingo de Pascua, llegó a decir) se arrogó “la autoridad total, pero luego matizó. Tras dar a conocer el plan elaborado por los expertos en salud de la Casa Blanca, aclaró que eran los gobernadores los debían decidir cuándo ponerlo en marcha. Sin embargo, 24 horas después, el presidente se sumó al llamamiento a la “libertad” que reclaman pequeños grupos en Wisconsin, Michigan y Virginia, todos territorios demócratas.
El epidemiólogo Anthony Fauci, advirtió a quienes reclaman reabrir los comercios y servicios, de que no habrá recuperación económica hasta que el virus esté “bajo control”. Levantar las medidas de “quédate en casa” puede ser “contrapoducente” si los Estados no siguen las recomendaciones, afirmó este lunes en el programa Good Morning America. El vicepresidente, Mike Pence, ha dicho en reiteradas ocasiones que existe “suficiente” capacidad de pruebas para diagnosticar el coronavirus en todos los Estados del país, lo que les permitiría tomar la decisión de relajar las restricciones impuestas. Pero varios gobernadores alegan de que necesitan más.
El republicano de Maryland, Larry Hogan, anunció este lunes que compró medio millón de test a Corea del Sur. Más tarde, en su rueda de prensa diaria, Trump aseguró que hay Estados que tienen mucha más capacidad de lo que “realmente comprenden”. Acusó en particular a los gobernadores J.B. Pritzker, de Illinois, y a Hogan de “no entender” el tema de las pruebas. Esta mañana, el gobernador de Maryland defendió la compra, afirmando que “el presidente dijo que los gobernadores estábamos solos y que debíamos centrarnos en hacer nuestras propias pruebas, y eso es exactamente lo que hicimos”.
Mientras Georgia, Tennessee y Carolina del Sur ya han dado a conocer sus respectivos planes calendarizados de reapertura, el gobernador de Florida, Ron DeSantis, todavía no concreta fechas, pero sí ha dejado en claro que quiere hacerlo cuanto antes. El republicano formó este lunes un comité, liderado por empresarios, que en cinco días debe presentar una propuesta, y anunció que realizarán 100.000 pruebas rápidas adicionales esta semana. En paralelo, hay tres grupos regionales -en la costa este, en la oeste, y en el centro del país- que están trabajando de manera conjunta para la reapertura, pero todavía no han publicado un calendario.
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