La crisis del coronavirus se extiende ya por Estados Unidos como una mancha de aceite y las restricciones de la vida ciudadana se van imponiendo al mismo ritmo que las cifras de muertos. Con la novedad de Ohio y Luisiana, este domingo por la tarde, son ya 100 millones de habitantes de ocho estados distintos los que van a estar sometidos a la orden de quedarse en casa para frenar la escalada de contagios y evitar el colapso del sistema hospitalario. Mientras, el plan de estímulos para reflotar la economía más voluminoso de la historia moderna queda atascado en el Congreso por el desacuerdo entre demócratas y republicanos en torno a la protección de los empleados de empresas rescatadas y la cobertura sanitaria de los más vulnerables.
Los miembros del Senado esperaban poder aprobar este lunes el paquete de estímulos de más de un billón de dólares para proteger a empresas y ciudadanos de los estragos económicos de este parón, en concreto, la última propuesta republicana eleva a 1,8 billones el dinero público que se movilizaría. Sin embargo, las diferencias entre republicanos y demócratas sobre los detalles de las ayudas lo están dificultando más de lo que se preveía al inicio del fin de semana. Después de dos días de intensas negociaciones, el voto procedimental previo fracasó por el rechazo de los demócratas, al quedar 47-47, cuando se necesitaba una amplia mayoría, de 60 de los 100 escaños.
Con más de 100 millones de ciudadanos en casa y gran parte de las actividades multitudinarias paradas -de los teatros a los eventos deportivos, pasando por cualquier conferencia-, la economía estadounidense ya ha empezado a engordar la lista de desempleados. La falta de concreción de los planes abona el terreno para otra jornada turbulenta este mismo lunes en los mercados.
El líder de los republicanos en la Cámara alta, donde estos son mayoría, Mitch McConnell, advirtió a la oposición de que no había tiempo para “ponerse a jugar con la economía estadounidense” y era el momento de que dieran un “sí”. El líder de la minoría demócrata, en senador Chuck Schumer, criticó que el programa diseñado por los republicanos sufría de muchas carencias y acusó a McConnell de impulsar el voto procedimental, aun sabiendo que no contaba todavía con el apoyo suficiente, con el fin de generar ruido. “¿Quién está jugando?”, cuestionó.
Las conversaciones seguirán, aunque con una dificultad añadida: un senador de Kentucky, Rand Paul, ha dado positivo en la prueba del coronavirus y otro que estuvo en contacto con Paul, Mitt Romney, de Utah, se halla en cuarentena por precaución. Mientras, la presidenta de la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, Nancy Pelosi, avanzó que los suyos presentarían otro proyecto de ley que, esperaba, resultase compatible con el de la Cámara alta.
Los casos confirmados del Covid-19 han escalado de 16.000 a 33.000 ciudadanos durante el fin de semana y los fallecimientos superan los 400, según los últimos datos del Centro de Recursos sobre el Coronavirus de la Universidad Johns Hopkins.
Donald Trump insistió este domingo en la rueda de prensa diaria sobre esta crisis que Estados Unidos se encuentra “en guerra” contra el virus, y que él se ha convertido en “un presidente en tiempo de guerra”. El mandatario anunció que de la Guardia Nacional -soldados reservistas- se desplegará por California, Nueva York y el Estado de Washington, los más castigados por la pandemia, así como la instalación de hospitales de campaña en Nueva York y California, entre otras medidas.
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