EFE.
Las meditaciones escritas por primera vez por el papa Francisco para el tradicional viacrucis que se celebra hoy, Viernes Santo, en el Coliseo de Roma, serán un diálogo con Jesús en un mundo donde reina “la locura de la guerra”, “la violencia contra las mujeres” y en el que “basta un teclado para escribir sentencias”.
El Vaticano publicó hoy las meditaciones escritas del puño y letra de Francisco y que resonarán esta noche en el anfiteatro romano, símbolo de las persecuciones de los cristianos en los primeros tiempos, y que como ya adelantó el Vaticano, son “un acto de meditación y de espiritualidad, con Jesús en el centro” y, por tanto, “la referencia a la actualidad será, por tanto, menos directa a la expresada en años pasados”.
En las catorce estaciones del viacrucis, el papa Francisco establece un diálogo con Jesús con interrogantes, reflexiones y ruegos ante las experiencias de todos los días como cuando “vivimos dolores, decepciones, heridas, fracasos y cruces que también nosotros llevamos”, pero a veces sólo “nos hundimos en el victimismo”.
Francisco asegura en sus reflexiones que la infamia y el desprecio, que sufrió Jesús, es algo que sucede hoy en día cuando “un teclado basta para insultar y publicar sentencias”.
También medita sobre “cuando volvemos a caer en nuestros errores y pecados, cuando nos escandalizamos de los demás y luego nos damos cuenta de que no somos diferentes”.
En la octava estación, cuando Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén, para Francisco es la oportunidad de instar a “reconocer la grandeza de las mujeres, las que en Pascua te fueron fieles y no te abandonaron, las que aún hoy siguen siendo descartadas, sufriendo ultrajes y violencia”.
Y en este momento, el papa también reflexiona sobre “si lloramos ante la locura de la guerra, ante los rostros de los niños que ya no saben sonreír, ante sus madres que los ven desnutridos y hambrientos, sin tener siquiera más lágrimas que derramar”.
Y el papa Francisco pide: “Tú, Jesús, has llorado por Jerusalén, has llorado por la dureza de nuestros corazones. Sacúdeme por dentro, dame la gracia de llorar rezando y de rezar llorando”.
Cuando Jesús es bajado de la cruz y entregado a María, el papa observa que “vivimos en un tiempo despiadado y necesitamos compasión” y pide a la Virgen: “Úngenos con mansedumbre; deshaz las resistencias del corazón y los nudos del alma”.
En su oración final, el papa Francisco pide que este momento sirva para abrazar “a los hermanos y hermanas de tantas partes del mundo que sufren persecución a causa de tu nombre; a los que padecen la tragedia de la guerra y a los que, sacando fuerzas de ti, cargan con pesadas cruces”.
“Jesús, juez santo que me llamarás por mi nombre, líbrame de juicios temerarios, chismes y palabras violentas y ofensivas”, ruega también Francisco.
El viacrucis del Coliseo comenzará a las 9:00 de la noche, hora local, y está prevista que el papa lo presida desde la colina del Palatino, mientras que el año pasado no acudió por el intenso frío, pues, se tenía que recuperar de la bronquitis que le obligó a ser hospitalizado.
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