WASHINGTON.
Igual que los meteorólogos rastrean una megatormenta, funcionarios de la Casa Blanca confían en los modelos estadísticos para ayudar a predecir el impacto del brote de coronavirus y tratar de proteger a la mayor cantidad de personas posible.
La población podría ver por primera vez las proyecciones del gobierno de Estados Unidos en la conferencia de prensa diaria del martes.
El elevado número de muertes estimado por distintos modelos han captado la atención del presidente, Donald Trump. Ha dejado de hablar de reactivar el país para Pascua y, en su lugar, pidió a la población que se quede en sus casas por otro mes y evite el contacto social.
Estos modelos son una herramienta estándar de epidemiología, la rama de la medicina que estudia la propagación de enfermedades y las vías para controlarlas. Pero en realidad son solo estimaciones sofisticadas, y los resultados varían en función de los factores que incluyan sus creadores. Algunos que se actualizan a diario podrían parecer desconcertantes para muchos de quienes los consultan buscando alguna certeza.
La doctora Deborah Birx, asesora del grupo de trabajo de la Casa Blanca para el coronavirus, y el doctor Anthony Fauci, de los Institutos Nacionales de Salud, han estado hablando sobre los modelos en sus comparecencias ante la prensa. Fauci citó uno el domingo que estimaba 100.000 muertos. Birx dijo que los funcionarios estaban trabajando para ajustar su propio modelo.
Trump indicó el lunes que la Casa Blanca explicará pronto su previsión. “Nos volveremos a reunir mañana para algunas estadísticas“, dijo a reporteros en su rueda de prensa diaria. Tan pronto como se haga público, es muy probable que el modelo de la Casa Blanca sea examinado a fondo por expertos independientes.
Los modelos pueden alimentarse con datos de todo el país sobre decesos, entre otros. Emplean el análisis estadístico para predecir la trayectoria del brote, su gravedad y el impacto final en los enfermos, la capacidad de los hospitales y las vidas perdidas. Fauci y Birx hablaron sobre emplear datos de prueba una vez haya suficiente material disponible.
Parte de la idea es tratar de aplicar esos datos a las comunidades, proporcionando una visión personalizada que pueda ayudar a las autoridades estatales y locales. Por ejemplo, la edad de una población local puede marcar la diferencia.
Un alto funcionario del gobierno dijo que otras fuentes de datos que se están analizando incluyen la capacidad de los hospitales locales, la de los departamentos de salud para rastrear los contactos de la personas infectadas, el tipo de negocios que hay en una comunidad y si pueden garantizar la seguridad de sus trabajadores en caso de reabrir, y modelos económicos en diferentes escenarios. El funcionario habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a discutir detalles del proyecto.
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