06 de junio, 2021
En México se consumen alrededor de trescientas especies de insectos, cien más que en China. Sin embargo, en Tamaulipas, por su cercanía con Estados Unidos, la cultura alimentaria no considera esta práctica como una opción, explicó la Dra. Karla Flores Maldonado, investigadora de la Facultad de Ingeniería y Ciencias (FIC) de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT).
“En México se comen escarabajos, mariposas, polillas, abejas, avispas, hormigas, saltamontes, grillos, pulgones, cigarras y chinches, entre otros. Se consumen aproximadamente trescientas especies de insectos”, indicó.
En términos nutricionales, explicó que una hamburguesa sencilla, de 245 gramos, contiene 8.5 % de proteína y 17 % de grasas, mientras que 100 gramos de abejas contienen 90 % de proteínas y 8% de grasas.
En su conferencia virtual “Entomofagia: una alternativa de alimentación de origen prehispánico”, la Doctora en Ciencias por el Colegio de Posgraduados e investigadora de la FIC-UAT, expuso que, aunque se trata de una cultura añeja en el país, no se ha aprovechado adecuadamente el consumo de insectos.
“La entomofagia nació como una alternativa de alimentación para zonas marginadas de países en desarrollo, pero debe manejarse de manera sustentable para que pueda llegar a las comunidades y sea factible económica y socialmente”, dijo.
Explicó que los mexicanos tenemos una larga historia comiendo insectos, y que este es un nicho de oportunidad para, en el futuro, consumirlos responsablemente, pero hasta ahora no se han explotado como deberían esas fuentes de proteínas. “En países como Francia, Suecia y Bélgica están observando a los insectos como un negocio, ya que hay mucho potencial de expansión para el consumo”, apuntó.
Detalló que un kilogramo de escamoles (larvas de hormiga) puede llegar a costar hasta $2,500.00; el de hormigas chicatanas, $2,200.00; el de gusanos de maguey (palomilla) $2,500.00; el de chapulines, $570.00; y el de jumiles (chinches de tierra), $3,752.
Sostuvo que, debido a la cercanía con Estados Unidos, en Tamaulipas la cultura alimentaria está lejos de considerar la entomofagia.
“Para fomentar el consumo de insectos se necesita aprenderlo en el núcleo familiar, de generación en generación. Difícilmente se puede educar sin esta parte; tendríamos que reeducarnos. Tamaulipas tiene escamoles, chicatanas, pero no tenemos la cultura de su consumo”, concluyó.
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