Desempleo por virus afecta más a los más vulnerables en EU



Mientras el coronavirus causaba estragos en la economía de Estados Unidos, abrió un sendero cruel de pérdidas de empleos, reducciones de horarios y penurias para los trabajadores más vulnerables en el país.

Los 20,5 millones de empleos perdidos en abril afectaron desproporcionadamente a personas de raza negra, hispanos, trabajadores de bajos ingresos y personas sin educación universitaria. El informe de empleos del viernes —el peor en la historia— expuso la profunda inequidad dentro de la nación más rica del mundo y la amenaza que representa para una recuperación de la economía.

La paradoja es que, para que la economía se recupere completamente, esos mismos trabajadores van a tener que ser devueltos a empleos en restaurantes, hoteles, oficinas, fábricas, almacenes, instalaciones médicas y sitios de construcción. El flujo del comercio depende de su capacidad para entregar paquetes, cocinar, administrar clínicas, proveer transporte público y limpiar y dar mantenimiento a edificios. Y sus ingresos, aunque usualmente bajos, sustentan el gasto del consumidor que encarna la mayor parte de la actividad económica en el país.

“Esto representa una enorme pérdida para la capacidad productiva de la economía”, dijo Stephanie Aaronson, directora de estudios económicos de la Brookings Institution. “La economía es más pequeña y crece mucho menos rápidamente cuando esos trabajadores están aislados del empleo“.

Los afroestadounidenses tienen más probabilidades de morir de COVID-19. Los hispanos y personas sin títulos universitarios están fuertemente concentrados en ocupaciones con bajos salarios, incluyendo esos que han ayudado a mantener a la nación alimentada y a salvo durante la pandemia. Esos grupos también estuvieron entre los primeros en perder sus trabajos cuando la economía se desplomó a una velocidad sin precedentes en la historia moderna.

Para abril, cuando la tasa total de desempleo en Estados Unidos alcanzó 14%, la tasa para los negros fue de 16,7%. Para los hispanos fue de 18,9%, su nivel más alto que se tenga registrado. Para las personas que sólo tienen un diploma de la secundaria, fue de 17,3%, también un récord. Para los inmigrantes fue de 16,5%.

En contraste, el desempleo para los estadounidenses blancos fue de 14,2%. Y apenas 8,4% de los graduados universitarios — que a menudo tienen la flexibilidad de trabajar desde casa — estaban desempleados.

Probablemente los hispanos sufrieron desproporcionadamente por los despidos porque muchos de ellos trabajan en los sectores de la hospitalidad y el esparcimiento en hoteles, restaurantes y bares, donde la pérdida de empleos ha sido especialmente brutal, dijo Gbenga Ajilore, economista del Center for American Progress, un centro de estudios liberal.

“Eso muestra que cuando la economía se recupere, tenemos que actuar con la intención de enfrentar las barreras estructurales que limitan los resultados de empleo para esos grupos”, dijo Ajilore.

La gran magnitud de los despidos ha puesto al descubierto las desigualdades que perduraban desde mucho antes de la pandemia.

El presidente Donald Trump a menudo exaltaba los avances laborales logrados por las minorías en sus primeros tres años de gobierno, diciendo que eran una prueba de que su gobierno estaba reduciendo la brecha de riqueza entre los habitantes de la nación. Sin embargo, la pandemia ha mostrado que la expansión económica de 11 años no le dio cierto respaldo financiero a estos trabajadores, muchos de los cuales enfrentan ahora dificultades para comprar alimentos o pagar las facturas de sus casas.

Entre ellos figura la salvadoreña Erika Romero, que el mes pasado perdió abruptamente su trabajo de conserje en el Edificio Postal Square en Washington. Romero se quedó sin seguro medico y sin la capacidad de pagar la mayor parte de la hipoteca mensual de la casa en Maryland que comparte con su esposo, las dos hijas de ambos, el hijo adulto de ella y los dos pares de abuelos.

Al esposo le redujeron su trabajo diurno a tres días a la semana y le suspendieron su trabajo nocturno de limpieza. A la fecha, Romero ha recibido un cheque de asistencia por desempleo que no le alcanza para mantener a su numerosa familia.

“¿Dónde voy a buscar trabajo durante esta epidemia?”, dijo Romero, que vive en Estados Unidos con estatus de protección temporal debido a un sismo que azotó a El Salvador. “Es injusto”.

Más de 100 afiliados al sindicado donde está Romero han fallecido de coronavirus y 20.000 más han perdido sus empleos, según la oficina local del Sindicato Internacional de Empleados de Servicios, que representa a unos 175.000 conserjes, guardias de seguridad, porteros y otros empleados que prestan servicios en propiedades. Muchos afiliados viven sin permiso en Estados Unidos, dijo Jaime Contreras, vicepresidente del sindicato local.

“Esos trabajadores no pueden solicitar asistencia por desempleo”, señaló. “No les dan ayuda de dinero. Los han dejado en la oscuridad. Para mí, esto es un grave error porque esta pandemia no tiene miramientos con el estatus migratorio legal”.

Siete de las principales compañías de limpieza están solicitando al Congreso protección para sus nóminas mediante subsidios o créditos fiscales. Advierten que podrían tardar semanas o meses en reconstruir sus fuerzas laborales para tenerlas listas ante un posible aumento en la demanda de servicios profesionales de limpieza cuando se vayan reabriendo las escuelas, estadios, gimnasios y otros espacios públicos.

“Lo último que queremos es tener que reconstruir la red de trabajadores calificados justo cuando nos aumente la demanda”, dijo Josh Feinberg, director de estrategia de ABM Industries, una compañía contratista de servicios de limpieza.

Muchos trabajadores de minorías étnicas que trabajan en la construcción y el sector de los restaurantes, por ejemplo, han desarrollado habilidades especializadas. El mes pasado, las compañías constructoras recortaron la sorprendente cantidad de 975.000 empleos, una pérdida mensual sin precedentes.

Al mismo tiempo, las tiendas minoristas recortaron 2,1 millones de puestos de trabajo. Los servicios de gestión y recolección de desperdicios eliminaron 1,5 millones. Los restaurantes y bares la cantidad sin precedente de 5,5 millones de empleos.

El mexicano Alex Téllez trabajaba de barman y camarero en un restaurante especializado en filetes en Chicago cuando el administrador le dijo a mediados de marzo que solicitara asistencia por desempleo. Téllez había progresado constantemente en el sector de los restaurantes durante más de 23 años y gana al año hasta 60.000 dólares para mantener a su esposa y dos hijas, de 3 y 5 años. Sin embargo, ahora tiene una deuda de miles de dólares en sus tarjetas de crédito para mantener a su familia inmediata y ampliada.

Téllez, de 43 años, sopesa cambiar de actividad. No ve cómo el sector de los restaurantes pueda sobrevivir en un futuro debido a las medidas de distanciamiento social y otras precauciones dispuestas por tiempo indefinido.

“Como barman no puedo atenderle a menos de que esté a uno o dos pies de mí”, afirmó. “Me rompe el corazón el que pudiera tener que irme. Adoro esta actividad, es mi pasión”.

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Olson y Anderson reportaron desde Nueva York.

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