LA HABANA.
Cuba abrió este lunes tiendas que comercializan en monedas extranjeras y eliminó el gravamen al dolar estadounidense, profundizando un proceso de captación de divisas fuertes para hacer frente a la crisis económica.
Largas colas se formaron desde la mañana en una media docena de comercios dedicados a la venta de alimentos y productos de aseo en esta capital bajo esta nueva modalidad, constató la AP en un recorrido.
La mercancía ofertada se paga mediante tarjetas nacionales o extranjeras con respaldo en monedas duras –no se acepta efectivo– pero sobre todo dólares, incluyendo las de operadoras como Visa o Mastercard.
En las góndolas de la nave gigante de la tienda de Camagüey y Boyeros, por ejemplo –que siempre se usó como comercio minorista– se colocaron productos faltantes en los almacenes de moneda nacional: detergentes, picadillos de pollo, carne de res o conservas enlatados.
“Lo veo bien para un momento crítico que hay en el país con la comida, hay de todo ahí”, comentó a la AP Lenon Ferández, un emprendedor de 32 años que fue de compras al centro comercial de Calle 70.
El desabasto se profundizó desde el mediados del año pasado, cuando la administración del presidente Donald Trump arreció sanciones para presionar un cambio de modelo político en la isla.
La situación desfavorable tiene también como factor las ineficiencias internas, incluyendo un crecimiento del Producto Interno Bruto cercano a cero, la falta de productividad y la tendencia a importar más que a producir.
Ahora, además la pandemia dejó a la isla sin los ingresos de turismo y recortó el envío de remesas, dos rubros claves. El resultado fueron largas colas y exasperación por la carencia de alimentos.
Estas nuevas tiendas –además de las de la capital se instalaron en cabeceras provinciales–, se suman a un proceso de dolarización del comercio minorista que comenzó a finales de 2019, cuando se abrieron bajo la modalidad de venta en divisas extranjeras para electrodomésticos. El efecto fue un incremento del precio del billete verde en el mercado negro, dado que los bancos tampoco ofrecían dólares.
Desde 2004, cuando se retiró el dólar de las calles, estaba prohibido realizar cualquier transacción en monedas que no fueran las emitidas por Cuba.
La modalidad de venta en divisas extranjeras para alimentos y bienes de aseo fue anunciada la semana pasada por el presidente Miguel Díaz-Canel como una manera de obtener ingresos y contribuir al abasto de la población.
La medida muestra una realidad creciente en el socialismo de la isla, la existencia de sectores sociales con dinero y dólares para gastar —emprendedores, familiares que reciben remesas, empleados de empresas extranjeras— y aquellos que no tienen.
El gobierno dijo que mantendrá las tiendas en pesos convertibles o CUC –oficialmente en paridad con el dólar— y en pesos cubanos –24 por un CUC—, las otras dos monedas circulando en la isla. También continuará respaldando la libreta de abastecimiento por la cual cada persona recibe cuotas de alimentos básicos como arroz, frijol, algo de pollo o carne, leche —niños: un litro diario hasta los siete años— o café y azúcar.
“En medio de una crisis económica de alcance y duración muy inciertos, la administración de Díaz -Canel usa el crédito político de su manejo exitoso de la pandemia para implementar reformas económicas pospuestas por más de una década”, explicó a la AP el economista cubano Arturo López-Levy, profesor de Holy Names University en California.
Cuba logró controlar el avance del nuevo coronavirus, que en estos cuatro meses reportó 2.446 enfermos pero que fue disminuyendo en casos hasta informar cero nuevos positivos este lunes.
En general las autoridades cubanas se resisten a los cambios aperturistas en Cuba –pese a un tímido proceso iniciado por el expresidente Raúl Castro en 2010– alegando que desean limitar los efectos negativos de la desigualdad o el incremento de sectores vulnerables.
También entró en efecto este lunes la eliminación del gravamen del 10% sobre la utilización del dólar circulante vigente desde 2004. Es decir, cuando cualquier persona cambiaba 10 unidades de billete verde por CUC para comprar en el mercado local, recibía el valor de 9.
Cuba argumentó en su momento que era una forma de contrarrestar la persecución financiera por parte de Washington. Esta decisión “desmonta una medida política de escalada en el conflicto con Estados Unidos, pero de poco sentido económico”, explicó López Levy.
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