EFE.
El cuarto debate de aspirantes del partido Republicano para las elecciones presidenciales de Estados Unidos llegará este miércoles a la ciudad de Tuscaloosa (Alabama) con otra ausencia del principal candidato conservador, Donald Trump, y avisos en los medios de que su segundo mandato sería más “autoritario“.
Trump, que lidera la nominación republicana a seis semanas de que arranque oficialmente la carrera hacia la Casa Blanca con la asamblea de electores de Iowa, rechazó nuevamente asistir a la cita y tiene previsto aparecer ese mismo miércoles en un acto de recaudación de fondos en el estado de Florida.
El Comité Nacional Republicano (RNC, en inglés) ha endurecido los criterios para concurrir a este cuarto debate y, por ende, se ha reducido a cuatro el número de candidatos que buscarán convertirse en el principal rival de Trump en las primarias del partido conservador.
El gobernador de Florida, Ron DeSantis; la exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley; el empresario tecnológico Vivek Ramaswamy, y el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, son los cuatro candidatos que han superado el corte.
Los aspirantes debían contar con al menos 80 mil donantes únicos repartidos como mínimo entre 20 estados diferentes y con 200 financiadores en cada uno de ellos; obtener al menos el 6% de los apoyos en dos encuestas nacionales o en un sondeo nacional y dos de dos estados diferentes en los que se hubiera votado con antelación (Iowa, New Hampshire, Carolina del Sur o Nevada); y debían comprometerse por escrito a apoyar al candidato final republicano.
Pese a participar únicamente en el primer debate republicano, el otro aspirante aún activo es el exgobernador de Arkansas, Asa Hutchinson.
El cuarto debate, tras los celebrados en Wisconsin, Florida y California, ofrece una de las últimas oportunidades para que los candidatos se presenten ante una audiencia nacional, a pesar de que su popularidad dista mucho de la del expresidente Trump (2017-2021).
Según las estadísticas elaboradas por la web demoscópica FiveThirtyEight, la media de encuestas nacionales le otorga a Trump el 58.3% de los apoyos para la nominación de su partido, seguido por DeSantis con el 13%; Haley en un 10.4%; Ramaswamy registrando el 5.3%; y Christie con el 2.8%.
Sólo tres candidatos anteriores a Trump habían superado claramente el 50% en las encuestas nacionales de su partido en diciembre del año anterior al inicio de las votaciones: Al Gore en la contienda demócrata y George W. Bush en las primarias republicanas, respectivamente, en el año 200 y la también demócrata Hillary Clinton en 2016.
Tal es la superioridad del exmandatario estadounidense que desde el RNC se presenta la importancia de este cuarto debate para el futuro de la formación discretamente como “una oportunidad fantástica” para compartir “una agenda republicana ganadora”.
Un clima de normalidad que contrasta con las advertencias lanzadas en los últimos días desde los principales medios de comunicación del país —The Washington Post y The New York Times, entre otro— calificando de “dictadura“, “deriva” para Estados Unidos y “autoritarismo” el escenario que se viviría en el país si Trump fuera reelegido en los comicios presidenciales de noviembre del año que viene.
Esto ha desatado una gran polémica entre seguidores y aliados del expresidente como el senador por el estado de Ohio J. D. Vance que aseguró que, “a medida que se acerquen las elecciones“, la gente necesitará “tomarse un calmante”.
Además, el diario The New York Times y el centro de estudios estadounidense Siena College publicaron hace un mes que Trump aventajaba entonces al presidente estadounidense, Joe Biden, en cuatro estados clave para la carrera hacia la Casa Blanca: Nevada, Georgia, Arizona y Míchigan.
Una hipótesis que también ha recrudecido las críticas de representantes republicanos abiertamente anti-Trump como Liz Cheeney, que recientemente afirmó en una entrevista con la cadena CBS que incluso preferiría que los demócratas ganaran las elecciones para evitar que el país “camine sonámbulo hacia una dictadura”.
El cuarto debate republicano comenzará el miércoles a las 7:00 de la noche (hora local) desde el Frank Moody Music Building de la Universidad de Alabama en Tuscaloosa, se prolongará durante dos horas y estará moderado por las periodistas Megyn Kelly y Elizabeth Vargas, del canal NewsNation, así como por Eliana Johnson, redactora jefe del medio digital Washington Free Beacon.
Antes del evento, funcionarios de la campaña de Biden y demócratas de Alabama, como el exsenador por dicho estado Doug Jones, tratarán de contraprogramar la cita con una rueda de prensa también en Tuscaloosa.
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