AP.
El 85% de los 140 mil contratos laborales registrados oficialmente en México están en riesgo de ser cancelados debido a que no cumplieron con el plazo del lunes para ser votados por los miembros de los sindicatos, informó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
De acuerdo con las reformas laborales que ayudaron a la renovación del acuerdo de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, conocido como T-MEC, México informó desde 2019 a los sindicatos con contratos registrados que debían someter sus pactos laborales a votaciones secretas por parte de los trabajadores en un plazo no mayor a cuatro años.
El pequeño porcentaje de contratos que cumplieron con la fecha límite del lunes es un reflejo de lo que las autoridades reconocen que ha sido una añeja práctica de líderes laborales que negocian contratos con nula o escasa participación de los trabajadores para garantizar que los sueldos permanezcan bajos para que puedan mantener a las fábricas en el país. Con salarios que llegan a ser hasta ocho veces menores que en Estados Unidos, México ha atraído millones de empleos de manufactura.
Hasta el plazo del 1 de mayo de 2023, sólo unos 20 mil contratos cumplieron con el requisito de votación. Los 120 mil restantes serán anulados, a menos que dichos sindicatos programen votaciones a partir de esta fecha y hasta el 31 de julio, indicó la Secretaría del Trabajo. Eso posiblemente represente apenas un pequeño porcentaje de los contratos.
Es una espada de doble filo. La depuración se deshace de una gran cantidad de contratos que únicamente existen en papel, pero también podría dejar sin contrato a una enorme porción de los 4 millones de trabajadores sindicalizados en el país.
La evidencia anecdótica deja entrever que las plantas y lugares de trabajo más grandes se encontraban entre los que renovaron sus contratos, mientras que muchos de los casi 120 mil que no cumplieron con el plazo establecido serían de empresas más pequeñas o negocios que han desaparecido.
“Mientras no exista un CCT (contrato colectivo de trabajo), la empresa debe adoptar una política de neutralidad; es decir, dar un trato igualitario a todos los sindicatos que tengan agremiados en la empresa, sin tomar represalias ni discriminar a ningún trabajador”, señaló la STPS en un comunicado.
En el pasado, las compañías tendían a favorecer a los sindicatos que les garantizaran pocas exigencias salariales y que no habría huelgas.
Por ejemplo, hace algunas semanas, organizadores sindicales independientes en una planta de autopartes de una empresa estadounidense ubicada en la región central de México interpusieron una denuncia laboral bajo el T-MEC en la que acusaron a la empresa con sede en Michigan de intentar mantener a su viejo sindicato.
Eduardo Castillo, secretario general del Sindicato de la Transformación en la planta de autopartes Unique Fabricating, ubicada en el estado de Querétaro, dijo que la compañía evitó que los miembros del nuevo sindicato ingresaran a las instalaciones para hablar con los empleados y acosó o despidió a quienes apoyaban a la nueva asociación.
La compañía no respondió a un email en busca de comentarios sobre la disputa. El sindicato de Castillo eventualmente ganó una votación de los trabajadores que le autorizaba negociar a su nombre.
Los sindicatos que no pusieron sus contratos a votación tendrán que solicitar nuevamente el derecho a representar a los trabajadores de una empresa mediante votación secreta.
En abril, las autoridades reconocieron que un sindicato que favorecía a la empresa se robó la urna durante la votación de un contrato en otra planta: una fábrica de neumáticos de Goodyear en San Luis Potosí.
La STPS prometió realizar nuevas elecciones bajo “excepcionales” medidas de seguridad “sin intervención alguna del sindicato titular, y con la participación de observadores nacionales e internacionales que brinden certeza y transparencia a la nueva elección”.
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