Chiapas vive una guerra causada por la militarización y crecimiento de los cárteles, denuncian organizaciones.



EFE.

La región de Chiapas, se encuentra sumida en un conflicto bélico que ha concentrado gran atención debido a la creciente intensidad de los cárteles criminales y los procesos de militarización, denunciaron organizaciones indígenas y civiles.

En este escenario, los pueblos indígenas —conocidos como zapatistas— padecen un entorno marcado por el miedo y el terror, mientras luchan por alcanzar su anhelado objetivo: la paz.

Es por ello que el Foro Nacional, con la consigna alto a la guerra contra los pueblos zapatistas, organizó cuatro mesas de trabajo sobre violencia, justicia, paz y arte.

La finalidad del evento fue aportar ideas, reflexiones y propuestas que permitan combatir la violencia hacia los pueblos indígenas chiapanecos y promover la justicia y la paz con autonomía, así como de impulsar que se reconozca que en Chiapas se vive una guerra.

Araceli Osorio, activista, respondió a EFE que, para lograr la paz, es imperativo transitar el dolor, organizar la rabia y defender la alegría.

Además, enfatizó la importancia de reconocer las pequeñas luchas que contribuyen a evitar la guerra, señalando que si no se atienden estos aspectos, se enfrentará un horizonte difícil en el sureste mexicano.

“La paz y la guerra están intrínsecamente relacionadas; si no existiera la paz, tampoco habría guerra, y viceversa. Buscar la paz implica abordar las causas de los conflictos y trabajar para resolverlos pacíficamente. La verdadera paz no es solo la ausencia de guerra, sino la construcción de un mundo más justo y equitativo para todos”, reflexionó.

La guerra que afecta a Chiapas ha dejado a su paso un rastro de numerosas víctimas, desapariciones y la devastación de territorios y se incrementa día a día, reconocieron miembros de las comunidades zapatistas y defensores de los pueblos originarios.

Dolores González, coordinadora de Servicios y Asesoría para la Paz (Serapaz), indicó que los grupos del crimen organizado y paramilitares, que infunden miedo y terror en la población en el sur del país, cuentan con la protección de las instituciones del Estado mexicano.

La coordinadora de Serapaz insistió en que la guerra ha dejado de ser simplemente un medio para alcanzar un fin, convirtiéndose en un generador de mercados enormes y altamente lucrativos para la delincuencia organizada.

Por su parte, el abogado y coordinador del congreso nacional indígena, Carlos González, estimó que uno de los factores es el proceso de militarización que se ha incrementado desde 2018, con la creación de la Guardia Nacional, que sustituyó a la hoy extinta Policía Federal.

“Tenemos en el país dos componentes fundamentales de la creciente guerra: la intensidad de los carteles criminales en la vida del país y su complicidad de siempre con funcionarios e instituciones del estado”, refirió González.

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