Este fin de semana se reveló que un centroamericano se suicidó en en una prisión de Texas, un día después de que agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) lo detuvieran por entrar al país de forma ilegal.
Marco Antonio Muñoz, de 39 años de edad, originario de Honduras fue hallado sin vida en su celda el 13 de mayo por la mañana, pero fue hasta este fin de semana cuando el caso salió a la luz pública.
El Departamento de Policía del condado Starr entregó un reporte de incidentes presentado, donde venía detallado ese hecho.
Los guardias de la prisión dijeron que Muñoz se tornó agresivo durante el proceso de reserva, que fue retenido y colocado en una celda acolchonada durante la noche, de acuerdo con el informe.
Agregaron que lo vigilaron cada 30 minutos y al menos una vez más durante el turno de la mañana, antes de que lo encontraran inconsciente en el suelo.
Muñoz fue declarado muerto alrededor de las 10 de la mañana, se lee en el informe. El departamento de policía indicó que no mostró ningún problema mental ni dijo algo que diera indicios de que pensaba suicidarse.
Pese a que los guardias lo vigilaban cada media hora y había una cámara en su celda, Muñoz ató su suéter a una reja de alcantarilla en el suelo, lo enlazó en su cuello y giró varias veces su cuerpo, cortando su circulación y su respiración. El informe no indica la hora en la que ello ocurrió.
Citando a agentes fronterizos con conocimiento de lo ocurrido pero bajo condición de anonimato, el periódico The Washington Post fue el primer medio que reportó que Muñoz entró al país con su esposa y con su hijo de tres años, que se enfureció y tuvo que ser retenido cuando los agentes le informaron que la familia sería separada.
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