DETROIT.
China Cochran conoció a Kamala Harris en un evento en Detroit el año pasado y se sintió entusiasmada por su ambición, carisma y dones de líder. Esperaba que la senadora por California tuviera una gran carrera política.
Por eso, cuando Joe Biden la designó su compañera de fórmula —la primera mujer negra en la boleta presidencial de uno de los partidos tradicionales—, para Cochran representó un momento culminante para las mujeres negras después de generaciones de lucha por hacer oír sus voces y que se reconozcan sus aspiraciones políticas.
“Le dice a las niñas negras que pueden ser presidenta”, dijo Cochran, reciente candidata a la legislatura estatal de Michigan. “Si recuerdas a Shirley Chisholm, ella fue candidata para que Kamala pudiera ser líder en este momento. Creo que es importante comprenderlo y que otras jóvenes de color comprendan que pueden perseguir sus sueños y lograr cambios en nuestro mundo”.
Chisholm fue la primera mujer negra en la Cámara de Representantes en Washington.
La designación de Harris es un hecho histórico en varios sentidos. Es la primera persona de ascendencia asiática en una boleta presidencial. Hija de padre jamaicano y madre india, suele decir que su difunta madre fue la que más influyó en su vida.
Al alcanzar esas alturas, Harris reafirma el poder creciente de los votantes de color, de acuerdo con estrategas políticos, votantes y activistas.
“Joe Biden comprendió que este momento histórico requería a una figura pública enérgica, inteligente y respetada”, dijo Donna Brazile, jefa de campaña del demócrata Al Gore en 2000 y presidenta del Comité Nacional Demócrata en 2016.
Las votantes negras ayudaron a rescatar la campaña de Biden al darle una amplia victoria en las primarias de Carolina del Sur y lanzarlo a la candidatura demócrata. Al prepararse para la elección general, Biden intenta recrear la coalición multirracial y plurigeneracional que dio dos veces la victoria a Barack Obama.
Eso dependerá de que los votantes negros en estados indecisos como Michigan acudan en masa a las urnas en noviembre.
“Un proceso electoral nos ha enseñado qué sucede si no votamos, que de ello puede depender que ganemos o perdamos un estado”, dijo Karen Finney, estratega demócrata y vocera de la campaña de Hillary Clinton en 2016. “Estamos en un punto de inflexión moral en el país y el (ex)vicepresidente Biden habla de sanar el alma de nuestro país. Una manera de hacerlo, por cierto, es magnificar las voces de las mujeres negras”.
Según los estrategas, Harris impulsará esa campaña.
“Envía una fuerte señal no sólo sobre el estado actual de nuestro partido sino sobre el aspecto que presenta el futuro de nuestro partido”, dijo Antjuan Seawright, veterano estratega político de Carolina del Sur. “Y qué mejor recompensa a quienes han sido la argamasa política de este partido que incorporar a una mujer afroestadounidense a la boleta presidencial”.
Aunque la mayoría de los activistas y votantes demócratas aplauden la designación de Harris, algunos expresan temor. Es una época de crisis nacional y enormes tensiones raciales. La pandemia de coronavirus ha afectado en forma desproporcionada a los estadounidenses negros y de color. Las protestas contra el racismo arraigado y la brutalidad policial encabezan los intereses de los votantes en potencia.
Y la trayectoria de Harris como secretaria de Justicia de California y fiscal de San Francisco podría restarle apoyo a Biden entre los votantes negros y latinos jóvenes.
Lindsey Roland, una mujer negra y agente inmobiliaria de 31 años, dijo que esa trayectoria le provocaba dudas.
“Aunque reconozco plenamente la magnitud de sus responsabilidades en ese puesto, creo que tenía poder suficiente para defender más a las minorías y creo que se perdió esa oportunidad”, dijo. “Pero votaré, sin lugar a dudas. Es demasiado lo que está en juego. Como madre, pienso que cuatro años más con este gobierno sería una catástrofe”.
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