Harlingen, Tx.
Ante el regreso a clases en la nueva modalidad ´en línea´ en la que, a través de diversas plataformas de reuniones, podrán interactuar con sus demás compañeros y maestros desde sus computadoras o dispositivos móviles.
Ante la situación extraordinaria causada por la pandemia de Covid-19, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) dio algunos consejos sobre las medidas de seguridad que se deben tomar para evitar que ´hackers´ o piratas virtuales, saboteen las clases.
Tomás Armendáriz, agente especial cibernético del FBI, dijo que la mayor preocupación se encuentra en el “zoombombing”, un acto propiciado por ´hackers´ que consiste en entrar a reuniones de estudiantes para impedir que prosigan o mostrar contenido sensible en las pantallas de los asistentes.
“El problema que notamos es que algunas escuelas ponían los hipervínculos de las clases en redes sociales y en modo público. Esto significaba que cualquier persona ajena podía acceder a las juntas y alterar la dinámica educativa”, dijo el agente.
“El zoombombing es justo eso, cuando alguien desconocido entra a las reuniones y trata de sabotearlas”, agregó el funcionario de FBI.
Armendáriz señaló que lo ideal es que las ligas de acceso a las clases se envíen de forma personal a cada estudiante a través de sus correos electrónicos para evitar estas situaciones.
“Es importante que los maestros envíen todo de forma privada a cada estudiante. En las redes sociales y en público cualquier persona puede entrar”, añadió. Además se hizo hincapié en que es deber de los maestros configurar de manera correcta los ajustes de seguridad de las aplicaciones:
“Los maestros deben tener el control de quién accede a las juntas y quién tiene permiso para compartir la pantalla. A veces los piratas cibernéticos acceden y comienzan a mostrar imágenes o utilizan el micrófono”, dijo Armendáriz.
“También hay que verificar los permisos que les damos a las aplicaciones. Porque una calculadora no debe tener acceso a la cámara o al micrófono. Es importante verificar los permisos y no dar permisos a aplicaciones que no requieren estas funciones”, recalcó.
El agente contó además una situación en la que, en una ocasión, un ´hacker´ accedió a una clase de una escuela y utilizó el micrófono para revelar información personal de la maestra.
“En una ocasión un pirata cibernético accedió a una clase de estudiantes y reveló la dirección de la maestra que impartía la clase”, dijo.
Finalmente, el agente del FBI insistió en que lo más recomendable es que, si algún estudiante o padre recibe algún correo electrónico sospechoso o que pareciera que no proviene de la escuela, lo ideal es levantar el teléfono, marcar a la escuela y asegurarse de que efectivamente el correo con el enlace de la junta fue enviado.
“Es importante que el maestro tenga comunicación con el estudiante y con los padres para que se conozca la dinámica educativa y se puedan evitar estos incidentes.
“Muchas veces la culpa recae en la persona que organiza la reunión porque no maneja bien los ajustes de seguridad para que la gente ajena no entre. El organizador debe aceptar cada vez que alguien entre a la junta y restringir accesos sospechosos”, finalizó.
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