Tokio, Japón.
Unas 850.000 personas podrían resultar infectadas por el coronavirus en Japón y la mitad de ellas podrían morir si no se observan las medidas de distanciamiento social, de acuerdo con un cálculo realizado por cuenta del gobierno y difundido el miércoles.
Japón tiene la población más longeva del mundo y el virus puede ser especialmente peligroso para los ancianos.
Por el momento, el estado de emergencia en el país es voluntario y no compensa a los trabajadores por los sueldos caídos. Las empresas se han demorado en introducir el trabajo a distancia y la gente sigue viajando en transporte público a grandes oficinas en la capital densamente poblada.
La proyección es una hipótesis del peor de los casos, dijo el especialista en análisis de focos Hiroshi Nishiura. “Podemos detener el contagio si modificvamos nuestra actividad y reducimos significativamente las interacciones”, añadió.
Japón tiene más de 8,800 casos confirmados de coronavirus y 131 muertes. El ministerio de Salud informó de 457 casos nuevos el miércoles. Tokio tiene un 25% de los casos del país.
En Corea del Sur, los votantes, equipados con mascarillas, avanzaban lentamente entre las líneas marcadas con cinta en el piso de los centros electorales luego de que el gobierno rechazó los pedidos para demorar las elecciones parlamentarias, consideradas un referéndum de mitad de legislatura para el presidente, Moon Jae-in. Las largas filas y alta participación contrariaban las expectativas de que habría una escasa concurrencia a las urnas debido a las normas de distanciamiento social.
Por otra parte, científicos chinos han iniciado la segunda fase del ensayo clínico para una vacuna contra el COVID-19 en Wuhan, una ciudad del centro del país donde comenzó la pandemia en diciembre. Según la Televisión Central de China, 273 de 500 voluntarios habían recibido la vacuna en estudio. La primera fase de un estudio de este tipo se centra en la seguridad, mientras que en la segunda se prueba la eficacia.
China confirmó 46 nuevos contagios el miércoles, 36 de ellos en gente llegada del extranjero. Ocho de los casos nacionales estaban en Heilongjiang, una provincia que limita con Rusia y donde las autoridades trabajan ya para frenar un nuevo brote entre quienes regresan al país.
.