Asistir a panadería de mexicanos en Texas se ha convertido en una declaración política tras redada.

Leonardo Báez y Nora Ávila Guel fueron detenidos por darle trabajo a migrantes y se les acusó de ocultarlos; el establecimiento reabrió luego de que fueran liberados bajo fianza



AP.

La panadería de Leonardo Báez y Nora Ávila Guel en la localidad de Los Fresnos, Texas, es una parada diaria para muchos residentes, que comparten chismes mientras disfrutan un café y adquieren pasteles y repostería para cumpleaños, fiestas de oficina o para ellos mismos.

Cuando agentes de Investigaciones de Seguridad Nacional aparecieron en la panadería Abby´s Bakery en febrero y arrestaron a los propietarios y a ocho empleados, ello causó conmoción entre los residentes de Los Fresnos.

Pero los dueños de la panadería, Báez y Ávila Guel, una pareja mexicana con residencia permanente legal en Estados Unidos, podrían perderlo todo tras ser acusados de ocultar y albergar a migrantes que estaban en el país de manera irregular.

Es un caso inusual en el que dueños de negocios enfrentan cargos penales en lugar de sólo una multa.

“Me sorprendió porque sé que no están aprovechándose de la gente”, expresó Esteban Rodríguez, de 43 años, después de llegar al estacionamiento de la panadería y descubrir que estaba cerrada. “Se trataba más de ayudar a la gente. No tenían a dónde ir, en lugar de que estuvieran en las calles”.

La reacción en el poblado de 8 mil 500 residentes podría mostrar los límites del apoyo a la represión a la migración por parte del presidente Donald Trump en una región mayoritariamente hispana salpicada de campos de algodón, caña de azúcar y toronja roja, donde los republicanos ganaron terreno en las elecciones del año pasado.

El condado Cameron votó por un presidente del Partido Republicano por primera vez desde 2004. Para el vecino condado Starr, fue la primera vez desde 1896.

Los Fresnos, habitado en un 90% por latinos y en el que el distrito escolar es el mayor empleador, está a unos 30 minutos en coche de la frontera con México.

Cientos de conductores de autobuses escolares, pintores, jubilados y feligreses del templo católico cercano entran a Abby’s Bakery a diario. Los clientes con bandejas plateadas y pinzas seleccionan pan de dulce de los gabinetes con puertas de vidrio.

Propietarios tenían tarjetas de residencia, pero los empleados no
Seis de los ocho empleados de Abby estaban en Estados Unidos con visas de visitante, pero ninguno tenía permisos de trabajo cuando los agentes de Investigaciones de Seguridad Nacional llegaron al negocio el 12 de febrero.

Los propietarios admitieron que sabían eso, según una denuncia federal.

Los empleados vivían en una habitación con seis camas y compartían dos baños en el mismo edificio que la panadería, según el la declaración de un agente.

Báez, de 55 años, y Ávila Guel, de 46, se han declarado inocentes. Remitieron las preguntas a sus abogados, quienes señalaron que los trabajadores no fueron detenidos contra su voluntad ni hubo intento de ocultar su presencia, como haría un contrabandista.

Al ser titulares de tarjetas de residencia, la pareja podría ser deportada si son declarados culpables. Tienen cinco hijos que son ciudadanos estadounidenses.

La panadería cerró durante varios días después de su arresto, ante lo cual unas 20 personas se reunieron para protestar en una noche inusualmente fría.

Monseñor Pedro Briseño de la iglesia de Santa Cecilia solía visitar la panadería antes de la misa de la mañana para comerse una campechana, un pan dulce cubierto de azúcar caramelizada.

Su rutina se vio interrumpida cuando agentes de migración vestidos de civil llegaron en vehículos sin identificación.

“Entró aquí una señora llorando. Me dijo: ‘Padre, padre, se están llevado a mi hermano’”, comentó Briseño. El sacerdote se acercó y vio a los agentes usar abrazaderas de plástico para atar las manos de los empleados.

Hay un abrumador respaldo bipartidista para deportar a personas que están en Estados Unidos y han sido declaradas culpables de un crimen violento; el 82% está a favor, según una encuesta en enero del Centro de Investigación de Asuntos Públicos Associated Press-NORC.

El apoyo disminuye considerablemente para las deportaciones de todas las personas que se encuentran irregulatmente en el país: el 43% de los encuestados está favor y el 37% se opone.

La panadería es esencial en Los Fresnos
Abby’s reabrió después de que los propietarios fueron liberados bajo fianza.

Chela y Alicia Vega, dos hermanas de poco más de 60 años que se retiraron del distrito escolar y conocen a los dueños de la panadería desde hace años, estaban entre los clientes que llenaban bandejas con pan de dulce.

Chela Vega indicó que en una ocasión Baéz y Ávila Guel se tomaron unas vacaciones de una semana en el trabajo para llevarlas a San Luis Potosí, en México, después de que muriera la hermana de ellas.

Cuando un huracán azotó, Leonardo Báez les cortó sus árboles dañados sin cobrarles.

Para Terri Sponsler, de 61 años, comprar en Abby’s es ahora una declaración política. “Con todo lo que está pasando ahora en nuestro país, necesitamos encontrar formas de protestar”, manifestó.

Mark W. Milum, administrador municipal de Los Fresnos, dijo que Abby’s es un negocio importante que contribuye con ingresos por impuestos a la propiedad y las ventas al presupuesto municipal anual, el cual es de 13 millones de dólares.

A algunos clientes simplemente les encantan los productos.

“Surgen otras panaderías, ¿verdad?”, comentó Ruth Zamora, de 65 años. “Pero cuando vas allí, no es lo mismo”.

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