Angustia y terror por el coronavirus



McAllen, Tx.

En el pabellón de aislamiento de un centro de detenciones de inmigrantes en Estados Unidos, una mujer salvadoreña dice que su hijo de 8 años le pregunta si van a morir.

Sin juguetes en su habitación y imposibilitado de dejarla a excepción de para ir al baño, el niño duerme casi todo el día y mira televisión, incluyendo noticias sobre el saldo diario de muertes por coronavirus, de acuerdo con su madre.

Ambos están en cuarentena tras entrar en contacto con un miembro del personal que dio positivo por el virus. Ellos no han mostrado síntomas, pero hasta el lunes por la tarde no habían sido sometidos a pruebas, dijo.

En habitaciones cercanas hay otras dos madres, incluida una con un hijo de apenas dos años.

“Le digo: no vamos a morir”, dijo María, quien habló con The Associated Press a condición de que no se revelara su apellido, porque teme retribución en su país si es deportada. “Nos sentimos angustiados. No podemos hacer nada por las vidas de nuestros hijos o las vidas nuestras. “

El aislamiento de al menos tres familias en el centro del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas en Dilley, Texas, ha generado nuevos temores de que el coronavirus se está diseminando en una instalación que ha sido acusada de proveer pobre atención médica. ICE confirmó que había aislado a las familias, pero negó que los niños no tuviesen acceso a juguetes.

Antes de morir a los 21 meses de edad, Mariee Juárez estaba detenida en Dilley con su madre, Yasmín Suárez, en marzo del 2018. Su madre ha dicho que el personal médico en Dilley descuidó la enfermedad respiratoria de Mariee.

ICE fue demandado este año por los defensores de un niño de 5 años que había sufrido una herida en la cabeza antes de que su familia fuese arrestada por agentes de inmigración. Su tía dijo que el personal médico en Dilley ignoró los dolores de cabeza del niño y su hipersensibilidad al sonido.

Él y su madre fueron dejados en libertad eventualmente luego que una corte de apelaciones previno su deportación.

ENFERMOS SIN ATENCIÓN SANITARIA

Hablando por teléfono el lunes, María dijo que su hijo comenzó a vomitar el sábado tras comer un poco de pollo que ella dice estaba en mal estado. Enfermeras acudieron a su habitación para examinarlo brevemente, pero no le tomaron la temperatura. En lugar de ello, una de las enfermeras le tocó la frente al niño con dos dedos para ver si estaba caliente, dijo.

“¿Si no pueden cuidar de nosotros con dolor de estómago, como nos van a atender con el virus?”, dijo. ICE y la compañía de prisiones privadas CoreCivic, que opera Dilley, defendieron la atención dada a los detenidos y dicen que han tomado precauciones especiales para limitar la diseminación del virus. ICE ha dejado en libertad a 900 personas consideradas con riesgos médicos adicionales. La agencia detiene en estos momentos a 24,000 personas, una reducción comparado con inicios del año, pues los agentes están expulsando a la mayoría de quienes tratan de ingresar ilegalmente a Estados Unidos, bajo una declaración de emergencia por la pandemia.

Familias acompañadas con sus hijos, hacen fila para ingresar al centro de detención.

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