MONTGOMERY, Alabama.
Casi 6.000 mascarillas médicas enviadas a Alabama presentaban putrefacción por hongos y su fecha de expiración era en 2010. Más de 150 respiradores mandados a Los Ángeles estaban descompuestos y tuvieron que ser reparados. A Oregon llegaron mascarillas con elásticos defectuosos que podían romperse, exponiendo a los trabajadores médicos a la enfermedad.
“Varios de los envíos que hemos recibido de la reserva estratégica nacional contenían (equipo de protección personal) con fecha de expiración que venció hace mucho y, aunque nos están diciendo que gran parte del equipo que ya expiró puede ser utilizado para la respuesta al COVID-19, no serían adecuados para su uso en escenarios quirúrgicos”, dijo Charles Boyle, portavoz de la gobernadora de Oregon, Kate Brown, en un correo electrónico.
Parte del equipo fue adquirido durante el brote del virus H1N1 hace más de una década, señaló agregando que las mascarillas con el elástico frágil estaban entre los productos retirados del mercado previamente por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). El estado no se las distribuyó a los trabajadores médicos.
La escasez de equipos de protección ha puesto en riesgo a doctores, enfermeras y otros trabajadores médicos que trabajan en la primera línea. Los respiradores, que pueden representar la diferencia entre la vida y la muerte, han escaseado mientras cada vez más estados experimentan brotes de la enfermedad causada por el virus, el COVID-19. Aunque normalmente causa síntomas moderados, puede ser especialmente peligrosa para los adultos mayores y personas con enfermedades preexistentes. Muchos adultos jóvenes y trabajadores médicos también han sucumbido a ella.
Numerosos gobiernos se han quejado de demoras en la recepción de equipos de la Reserva Nacional Estratégica, o de recibir cantidades mucho menores a las solicitadas. Esa frustración aumenta cuando el material llega, pero es inutilizable.
El doctor Don Williamson, presidente de la Asociación de Hospitales de Alabama y que previamente fue el máximo funcionario de salud pública en el estado, dijo que recibió múltiples correos electrónicos de hospitales sobre las mascarillas N95 enviadas, en las que las ligas de hule que la mantienen bien sujeta al rostro del usuario estaban podridas por hongos. No podían utilizarse a menos que se sustituyeran los elásticos.
El condado Montgomery recibió casi 6.000 mascarillas médicas de un tipo distinto que también tenían podredumbre por hongos, un envío que fue reemplazado aproximadamente una semana después.
“Es realmente preocupante porque esas mascarillas se necesitan desesperadamente”, dijo el senador Doug Jones. “Cuando nuestras reservas nacionales no se monitorean lo suficiente y no se reabastecen, es un verdadero problema”.
El senador Cory Gardner solicitó el viernes una investigación sobre el manejo del suministro y distribución de respiradores de la reserva nacional. Entre otras cosas, mencionó reportes de que fallas en su mantenimiento contribuían a la falta de máquinas operativas “en un momento época en la que nuestro país las necesita desesperadamente”.
Los Ángeles recibió unos 170 respiradores de la reserva nacional que estaban en mal estado. El gobernador Gavin Newsom dijo que fueron enviados a una compañía para su reparación.
En Nueva Hampshire, la delegación legislativa escribió al Departamento de Salud y Servicios Humanos para reportar que muchos de los suministros recibidos ya habían expirado. Además, más de 16.000 guantes de látex no podían ser utilizados en un escenario médico debido a alergias a ese material.
Los CDC reconocieron a finales del mes pasado que algunos artículos en la reserva federal habían superado la fecha de expiración marcada por el fabricante. Sin embargo, se seguían enviando a los hospitales “debido a la potencial demanda urgente provocada por la emergencia de salud pública por el COVID-19″, señalaron.
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