Ante la llegada de familias desplazadas que vienen de los estados del sur de la República Mexicana, la parroquia de Guadalupe adaptó un espacio para alojar hasta 100 personas por día, a fin de que pasen las noches bajo un techo seguro, pues la Casa del Migrante está saturada.
El párroco de dicha iglesia, Francisco Gallardo López, quien a su vez coordina la Pastoral de Movilidad Humana en la Diócesis de Matamoros dio a conocer lo anterior, al detallar que en ese espacio cuentan con colchonetas y un área donde pueden bañarse, aunque no tiene las mismas condiciones de un albergue.
Explicó que en este caso se trata de evitar enfermedades por falta de aseo, ya que muchos de ellos permanecen la mayor parte del tiempo en un área cercana al cruce internacional conocido como Puente Viejo, donde no tienen disponibles servicios sanitarios, ni tiendas de campaña como en el Puente Nuevo, donde los migrantes extranjeros improvisaron un campamento.
“Ellos en realidad no tienen donde dormir, no tienen carpa ni nada, entonces nos dimos a la tarea de preguntarles si se querían ir a un lugar, nada más para que durmieran, que yo les ofrecía un salón parroquial, algunas colchonetas y un lugar no muy apto para bañarse, pero les podíamos ofrecer eso”, detalló.
De acuerdo con sus afirmaciones, la iglesia también les proporciona el transporte y por ahora no les puede ofrecer alimentos, ya que apenas desde la semana pasada se les ha estado recibiendo, en un acto de asistencia humanitaria, pues vienen en condiciones de alta vulnerabilidad.
Añadió que, igual que los centroamericanos y migrantes de otras nacionalidades, los desplazados mexicanos buscan asilo en Estados Unidos, entonces pernoctan en la parroquia de ocho de la noche a seis de la mañana, pues quieren estar cerca del puerto fronterizo, por miedo a que les ganen su turno en la lista de espera.
El sacerdote enfatizó que la circunstancia en que llegan los desplazados de estados como Chiapas y Guerrero es muy diferente a la de los migrantes internacionales, pues éstos últimos en muchos casos tienen familiares en Estados Unidos que les envían dinero, o cuentan con otros apoyos.
Las familias mexicanas, en cambio, vienen huyendo de la pobreza extrema que hay en sus comunidades, invadidas por la violencia de grupos criminales. “Muchos de ellos son de pueblos nativos, no hablan español, sino dialectos, entonces traen una situación muy difícil y necesitan que les echemos la mano”, expresó.
Hasta el momento, la iglesia de la Virgen de Guadalupe es la primera en acoger a los desplazados, pero el padre Gallardo estimó que la crisis migratoria crecerá aún más, por lo cual los templos católicos acordaron abrir los espacios que tengan disponibles para dar refugio a las familias que lo necesiten, además del que ya se ofrece en la Casa del Migrante.
.