SEGUNDA ALDEA, Egipto.
Makhluf Abu Kassem nació en el invierno de 1964 en esta comunidad agrícola recién creada en un extremo del oasis egipcio Fayoum. Sus padres fueron de los primeros en radicarse allí, tras mudarse del Valle del Nilo para ganarse la vida como agricultores.
Los primeros tiempos fueron prometedores. La región era fértil y por cuatro décadas subsistieron cultivando maíz, algodón y trigo.
Abu Kassem tiene hoy 55 años y observa desanimado lo que queda de la granja, reseca y rodeada por un páramo que alguna vez fue la granja de su vecino, víctimas ambos de los problemas de irrigación de los últimos años.
“Había suficiente agua para que todo esto se viese verde. Ahora, usted ve cómo están las cosas”, dijo resignado.
En el pasado, él y otros campesinos irrigaban sus granjas con agua de canales alimentados por el Nilo, un recurso vital desde la antigüedad, que da a Egipto una pequeña faja de tierras fértiles a lo largo de sus riberas en medio del desierto.
Años de malas gestiones, corrupción y un aumento en la población motivaron la pérdida de al menos el 75% de las tierras cultivables en el pueblo y sus alrededores, según Abdel-Fattah el-Aweidi, director de la Asociación Agrícola de Gazaer Qouta, que supervisa el área.
Abu Kassem teme ahora que el dique que Etiopía está construyendo en el Nilo Azul, el principal tributario del Nilo, agrave la escasez de agua que ya afecta su región si no se llega a un acuerdo que garantice el continuo flujo de agua.
“El dique va a acabar con nosotros”, se quejó.
El impacto exacto que tendrá la represa río abajo, en Egipto y Sudán, no está claro. Pero los granjeros egipcios creen que será un causante más de escasez de agua. La población de Egipto aumenta rápidamente y ya supera los 100 millones de personas y el país tiene uno de los promedios de agua por persona más bajos del mundo, de unos 550 metros cúbicos por año, comparado con el promedio mundial de 1.000 mc.
Etiopía dice que la electricidad que generará la Gran Represa del Renacimiento Etíope es vital para combatir la pobreza en una nación de casi 110 millones de habitantes.
El 90% del agua que consume Egipto viene del Nilo y su gobierno teme que la represa tenga un impacto devastador si no se toman en cuenta sus necesidades.
Quiere que le garanticen un mínimo de 40.000 millones de metros cúbicos anuales del Nilo Azul, según un funcionario del organismo que maneja la irrigación. Eso es 15.000 millones de mc menos que los 55.000 millones que recibe ahora, la mayoría de ellos provenientes del Nilo Azul. La diferencia sería compensada con agua de las reservas almacenadas detrás de la Represa de Asuán, en el Lago Nasser, que tiene capacidad para 169.000 millones de metros cúbicos.
“Si la represa se llena y es operada sin que haya coordinación entre Egipto y Etiopía, su impacto será destructivo para toda la sociedad egipcia y el estado no podrá manejar sus repercusiones”, afirmó el ministro de irrigación egipcio Mohammed Nasr Allam.
Se calcula que una pérdida permanente de 5.000 millones de metros cúbicos de agua del Nilo haría desaparecer 400.000 hectáreas de tierra cultivable, el 12% del total, según el funcionario.
Sudán, por su parte, afirma que la nueva represa puede hacer peligrar sus diques, aunque también admite ciertos beneficios derivados de la presa etíope, incluidos electricidad más barata y menos inundaciones.
El pueblo de Abu Kassem, que lleva el burocrático nombre de Segunda Aldea, es una de numerosas comunidades agrícolas creadas en Egipto en la década de 1960 por el gobierno de Gamal Abdel-Nasser. Se encuentra en un sector recuperado del desierto y depende de la irrigación del Canal de Yusuf, con agua del Nilo que cruza el oasis de Fayoum.
Actualmente las tierras cultivables lucen como páramos. Casi toda el agua que irrigaba esa zona ha sido desviada a otros proyectos o usada para satisfacer las necesidades de la creciente población egipcia, según los lugareños. Otras comunidades del valle y el delta del Nilo enfrentan situaciones similares y también un aumento en la salinidad.
Los agricultores usan ahora aguas residuales de las localidades vecinas.
Abu Kassem cultiva apenas 100 metros cuadrados en la actualidad. Su familia trató de plantar maíz, pero las plantas se secaron. Igual que otros campesinos de la región, decidieron cultivar olivas, que usan menos agua. Pero incluso esas plantas se resienten.
“No hemos visto agua desde hace 40 días”, dijo Abu Kassem.
Ante la escasez de agua, muchos de los 12.000 residentes de la aldea se marcharon, incluidos tres hermanos de Abu Kassem y sus cuatro hijos.
Egipto, Sudán y Etiopía están negociando desde hace años en relación con la represa, sin llegar a un acuerdo. Esta semana Etiopía anunció que había completado la primera etapa del rellenado de la reserva de la nueva represa, de 74.000 millones de metros cúbicos.
Esto generó preocupación y confusión en Sudán y Egipto, que habían pedido a Etiopía que no empezase a llenar la reserva sin un acuerdo entre los tres.
Los aspectos más conflictivos de las conversaciones son cuánta agua dejará correr Etiopía mientras llena la reserva si hay una sequía y cómo resolverán futuras disputas. Egipto y Sudán quieren un acuerdo que obligue a los tres a acatar las decisiones, pero Etiopía se niega a ello.
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