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Tres personas que resultaron heridas en tierra cuando un jet privado se estrelló en un bullicioso vecindario de Philadelphia siguen sumamente graves, informó el domingo la alcaldesa Cherelle Parker. El percance dejó siete muertos.
Parker indicó que 22 personas resultaron heridas y cinco de ellas siguen hospitalizadas. Al menos 11 hogares sufrieron daños significativos, al igual que algunos negocios.
“Nuestra ciudad sigue lamentando su pérdida y están en nuestros pensamientos y oraciones”, dijo Parker sobre los fallecidos.
Una ambulancia aérea que se dirigía a México se precipitó a tierra el viernes por la noche, menos de un minuto después de despegar del Aeropuerto del Noreste de Philadelphia con seis personas a bordo, incluida una niña que había pasado meses recibiendo tratamiento en un hospital de la ciudad.
Uno de los fallecidos murió dentro de un automóvil cuando los escombros del Learjet 55 estallaron en el barrio, dañando hogares cercanos.
La investigación sobre el choque continúa, señaló Parker, y añadió que los funcionarios iban de puerta en puerta para solicitar información de los residentes del vecindario.
La Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB, por sus siglas en inglés) indicó el domingo que los investigadores recuperaron la grabadora de voz de la cabina del jet en el sitio del impacto, a una profundidad de unos 2.4 metros.
También se recuperó el sistema de advertencia de proximidad al suelo de la aeronave, que también podría contener datos de vuelo, indicó la agencia en redes sociales.
El choque ocurrió tan sólo dos días después del desastre aéreo más letal en Estados Unidos en una generación, cuando un jet de American Airlines que transportaba a 60 pasajeros y cuatro tripulantes se estrelló en el aire en Washington, D.C., contra un helicóptero del Ejército en el que iban tres soldados. No hubo sobrevivientes.
Una avenida concurrida cerca del lugar del percance en Philadelphia seguía cerrada el domingo, pero la policía indicó que el Bulevar Roosevelt reabriría para la hora pico del lunes por la mañana.
El avión, que se dirigía a Tijuana con una escala programada en Missouri, había alcanzado aproximadamente 457 metros de altitud antes de precipitarse al suelo.
La presidenta de la NTSB, Jennifer Homendy, indicó que se trató de un “choque de alto impacto” que dejó al avión “altamente fragmentado”.
La niña había completado recientemente un tratamiento en el hospital infantil Shriners Philadelphia por un problema de salud que no es fácilmente tratable en México, indicaron funcionarios del hospital.
Su madre y cuatro tripulantes también murieron. La presidenta Claudia Sheinbaum confirmó que las seis víctimas en el avión eran mexicanas.
Parker dijo que los nombres de todas las víctimas fallecidas de México no se darán a conocer hasta que los funcionarios del consulado mexicano lo consideren apropiado.
Pero en México, el gobierno municipal de Ensenada confirmó que dos de las víctimas eran de esa ciudad costera en el estado de Baja California. Dijo que sus nombres eran Valentina Guzmán Murillo y su madre, Lizeth Murillo Osuna.
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