La Opinión.
El exjefe de sicarios del Cártel Arellano Félix (CAF), Carlos Herrera Ávalos, alias el “El P1”, se declaró culpable, a finales de noviembre de 2024, de cargos de conspiración para importar marihuana y cocaína a Estados Unidos desde 1991 hasta 2008.
La Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), ofrecía una recompensa de 2 millones de dólares por información que diera con la localización y/o captura de “El P1”.
Según The San Diego Union-Tribune, al revisar los registros de investigación de la DEA, Herrera Ávalos se involucró en el tráfico y distribución de drogas desde 1985. Fue arrestado en varias ocasiones durante las décadas de 1980 y 1990.
Finalmente, en marzo del 2008 fue arrestado en Los Cabos, Baja California Sur. Desde entonces y hasta finales de 2019 permaneció bajo custodia de las autoridades mexicanas, hasta que fue extraditado discretamente a San Diego.
Herrera Ávalos, quien también utilizaba el alias de Gustavo Rivera Martínez, viajó en el mismo vuelo que Ismael Zambada Imperial, alias “Mayito Gordo”, uno de los hijos del exlíder del Cártel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada,
Cumplía más de 16 años de prisión preventiva cuando realizó el acuerdo de culpabilidad, en el cual se establece que los fiscales y abogados de la defensa “recomendarían que el acusado fuera sentenciado por el tiempo ya cumplido”, según lo dado a conocer por RíoDoce.
Y así fue. El juez federal, Dana Makoto Sabraw, del Tribunal de Distrito Sur de California, con sede en San Diego, ordenó su liberación, derivada de su reciente declaración de culpabilidad. Esto bajo su propia responsabilidad, y bajo el monitoreo de un GPS para mantener conocimiento de su ubicación.
“El P1” trabajó estrechamente con David Barrón Corona, un miembro de la pandilla Barrio Logan que se convirtió en sicario del CAF y que reclutó a otros miembros de pandillas callejeras de San Diego, para convertirse en sicarios del Cártel de los Arellano Félix.
Respecto a sus detenciones anteriores, los registros indican que en una ocasión Rivera estaba siendo juzgado por un caso de 1993 y enfrentaba una sentencia de cadena perpetua cuando surgió un problema con el testimonio de un testigo del Gobierno.
Rivera terminó siendo declarado culpable de un cargo menor y fue sentenciado a 18 meses de custodia. Los registros de la investigación indican que, cuando fue liberado de prisión en 1996, fue puesto bajo libertad supervisada, pero inmediatamente huyó a Tijuana.
El “P1” fue un actor clave en las operaciones del Cártel de los Arellano Félix, colaborando con miembros como Francisco Javier Arellano Félix, alias “El Tigrillo”, uno de los cuatro hermanos líderes. También con David Barrón Corona, “Popeye”, integrante de un brazo armado del cártel, de la pandilla Barrio Logan.
En 2002, cuando fue capturado uno de los hermanos Arellano Félix y otro de sus hermanos asesinado en un tiroteo con la policía mexicana, el “P1” se convirtió en un “confidente cercano y consejero” de “El Tigrillo”, quien asumió el liderazgo del cártel.
Cuando fue arrestado, Francisco Javier logró evitar la cadena perpetua en 2014 gracias a su cooperación con las autoridades. A cambio de detalles sobre el funcionamiento del grupo criminal, también conocido como Cártel de Tijuana, se logró una reducción de condena a 23 años de prisión.
La investigación citada indica que las autoridades creen que Carlos Herrera estuvo involucrado en coordinar o planificar violencia, pero los fiscales decidieron perseguirlo sólo por los cargos de conspiración de cocaína y marihuana, “porque el potencial de una sentencia de cadena perpetua por delitos más graves habría complicado su extradición”.
Herrera o “Rivera”, en su declaración de culpabilidad, confesó las conspiraciones en las que estuvo involucrado: con Francisco Javier Arellano, José Alberto “Bat” Márquez, jefe de la mafia mexicana y Everardo Arturo Páez Martínez, “El Kitty”, alto teniente del Cártel de los Arellano Félix.
También conspiró con “Popeye”, quien falleció en un fuego cruzado derivado del atentado contra Jesús Balcornelas, periodista y entonces director del Semanario Zeta de Tijuana. A partir de su muerte, Carlos Herrera comenzó a ascender en el cártel.
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