Manifestaciones propalestinas en la Universidad de Columbia evocan una historia de activismo estudiantil que perdura desde 1968.



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La manifestación propalestina y las detenciones en Columbia que han desencadenado protestas similares en campus de todo el país, e incluso a escala internacional, no son una novedad para los alumnos de la Universidad de Columbia.

Las más recientes son parte de una tradición de Columbia que se remonta a más de cinco décadas, una que también ayudó a inspirar las protestas contra el apartheid de la década de 1980 y la guerra de Irak, entre otras.

En abril de 1968 también se acercaba el final del ciclo escolar, cuando los estudiantes tomaron cinco edificios del campus. Había varios motivos. Algunos protestaban contra la relación de la universidad con un instituto que hacía investigación armamentística para la guerra de Vietnam, y otros se oponían a la forma en que la elitista escuela trataba a los residentes afroamericanos y de otras minorías raciales en las comunidades aledañas a la institución.

Nunca fue historia olvidada. Tampoco lo es ahora que estudiantes propalestinos piden a la universidad que se deslinde de cualquier vínculo económico con Israel a causa de la guerra en Gaza y que a principios de este mes instalaron un campamento de donde más de 100 personas fueron arrestadas.

Esto contribuyó a desencadenar manifestaciones similares en campus de todo el país y en distintos lugares del mundo.

Luego de varios días, el presidente de Columbia permitió la entrada de mil agentes del Departamento de Policía de Nueva York para desalojar a la mayoría de los manifestantes. Las 700 detenciones no se llevaron a cabo de forma delicada; hubo puñetazos y porrazos.

“Cuando vas a Columbia, sabes que vas a una institución que ocupa un lugar de honor en la historia de la protesta estadounidense (…) Siempre que hay un movimiento, sabes que Columbia va a ser parte de eso”, dijo Mark Naison, profesor de Historia y Estudios Afroamericanos y Africanos de la Universidad de Fordham y participante en las manifestaciones de 1968.

Directivos de la Universidad de Columbia no respondieron a un correo electrónico en el que se les preguntaba por la postura de la escuela respecto al legado de los acontecimientos de 1968.

Aquellos sucesos, al igual que la protesta actual, “desencadenaron un enorme aumento del activismo estudiantil en todo el país”, relató Mark Rudd, uno de los líderes de aquella protesta, en un correo electrónico enviado a The Associated Press.

Pero los ecos del pasado no sólo están en la inspiración. Entonces, como ahora, la protesta tenía detractores.

Naison dijo que la perturbación de la vida universitaria, y al Estado de derecho, enfureció a muchos dentro y fuera de Columbia.

“Los manifestantes estudiantiles no son populares en Estados Unidos (…) no éramos populares en los 60. Conseguimos muchas cosas. Pero también ayudamos a llevar al país hacia la derecha”, añadió.

Las protestan también han sido criticadas porque se ha afirmado que es un un descenso al antisemitismo.

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Algunos estudiantes judíos han dicho que se han sentido atacados por su identidad y tienen miedo de estar en el campus, y los rectores de las universidades han recibido presiones políticas para imponer restricciones y que recurran a métodos como la intervención policial.

“La sensación entre algunos estudiantes de que hay una animadversión personal en su contra es lo que distingue a la situación actual de las protestas de 1968“, dijo Naison.

“Es la historia que se repite, pero también es territorio desconocido (…) Lo que tenemos aquí es un grupo entero de personas que ven estas protestas como una extensión natural de la lucha por la justicia, y otro grupo entero de personas que ven esto como un ataque mortal contra ellos, su historia y su tradición. Y eso hace que sea muy difícil de gestionar para las autoridades universitarias”, añadió el profesor.

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