EFE.
Estados Unidos recuerda este miércoles el 60 aniversario del magnicidio del expresidente John F. Kennedy, mismo que está todavía muy presente en la cultura popular por la fascinación que generó, pese a que cada vez son menos los que vivieron ese trágico día.
Con un 90% de aprobación entre los estadounidenses, de acuerdo con un reciente sondeo de Gallup, Kennedy es el expresidente con mayor popularidad, seguido a distancia por Ronald Reagan (69%), George Bush padre (66%) y Barack Obama (63%).
Esa popularidad se refleja en un sentimiento casi unánime en la sociedad estadounidense hacia el mito de Kennedy, asesinado en las calles de Dallas, Texas, en lo que fue el crimen político más conocido del siglo XX en Estados Unidos.
Tanto el Centro Kennedy de Washington, la Biblioteca Presidencial Kennedy de Boston, y el Museo del Sexto Piso de Dallas —ubicado en el edificio desde el que Lee Harvey Oswald mató al entonces presidente— han organizado eventos conmemorativos para la ocasión.
En la capital federal se ha inaugurado la exposición permanente “Artes e Ideale” que utiliza lo último en tecnología digital para explorar cómo las artes influyeron en la Presidencia de Kennedy.
En su natal Boston, se exponen artículos de su funeral y otros recuerdos en una exhibición temporal, mientras que en el museo de Dallas la exhibición “Dos días en Texas“, cinta que repasa las últimas horas del expresidente.
El aniversario se ve algo eclipsado por la polémica campaña presidencial de uno de sus sobrinos, Robert F. Kennedy, quien empezó compitiendo en las primarias demócratas, pero que en octubre pasado optó por postularse como candidato independiente.
La mayoría de la familia ha rechazado la candidatura, que bajo el histórico nombre de la saga política Kennedy está abrazando teorías conspirativas o promoviendo el movimiento antivacunas.
El nieto del expresidente, Jack Schlossberg, ha calificado la candidatura de Robert como una vergüenza.
La efeméride también ha servido para que salga a la luz nueva información relacionada con el asesinato de Kennedy, algo que con el paso de las décadas es cada vez más difícil, pero que sigue alimentando la fascinación por el caso.
El exagente del Servicio Secreto, Paul Landis, quien en 1963 tenía 28 años y trabajaba en el dispositivo de seguridad de Kennedy, ha roto un silencio de décadas con sus memorias “Last Witness“.
Landis pone en cuestión las ya de por sí cuestionadas conclusiones de la Comisión Warren, que fue creada por el sucesor de Kennedy, Lyndon B. Johnson, para esclarecer lo ocurrido ese día en Dallas.
La Comisión estableció que Lee Harvey Oswald actuó en solitario al matar a tiros a Kennedy cuando la comitiva con la limusina descapotable pasó por el Depósito de Libros Escolares de Texas, en cuyo sexto piso estaba el presunto asesino.
Sin embargo, Oswald fue asesinado dos días después que Kennedy por el empresario Jack Ruby, por lo que no pudo ser sometido a un juicio y muchas preguntas quedaron en el aire.
El testimonio de Landis abriría la puerta a que haya habido un segundo tirador, ya que, según su versión, encontró una bala en la limusina que habría sido disparada desde el ángulo opuesto al que Oswald se encontraba.
Aunque es improbable que el testimonio de Landis aclare algo a estas alturas, servirá para alimentar las teorías que durante décadas han fomentado el mito del asesinato de Kennedy; desde el complot de la CIA, a un plan del entonces vicepresidente Johnson, una operación de KGB y el líder cubano de Fidel Castro o una venganza de la mafia.
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