Pancartas supuestamente del cártel mexicano de Sinaloa dicen que la pandilla ha renunciado a vender fentanilo.



AP.

El lunes aparecieron pancartas en el norte de México supuestamente firmadas por una facción del cártel de Sinaloa de México, afirmando que la pandilla ha renunciado a la venta y producción del opioide sintético fentanilo.

Pero los expertos rápidamente pusieron en duda la veracidad de la afirmación, diciendo que el fentanilo, que ha causado decenas de miles de muertes por sobredosis en Estados Unidos, sigue siendo una de las mayores fuentes de ingresos del cartel.

Los fiscales de Sinaloa confirmaron que las pancartas aparecieron en pasos elevados y cerca de carreteras, pero no pudieron decir si eran auténticas o quién las había colgado.

Las pancartas impresas a máquina supuestamente firmadas por los hijos del narcotraficante encarcelado Joaquín “El Chapo” Guzmán afirman que han prohibido la venta o producción de fentanilo en el estado norteño de Sinaloa. Los hijos son conocidos como “los Chapitos” en honor a su famoso padre.

“En Sinaloa está estrictamente prohibida la venta, fabricación, transporte o cualquier otro negocio relacionado con el fentanilo, incluida la venta de los químicos utilizados para producirlo”, se lee en las pancartas. “Estás advertido. Respetuosamente, Chapitos”.

Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la DEA, dijo que hay evidencia concreta de que “Sinaloa es el mayor productor de fentanilo en México” y que no ha habido señales de que el cártel se esté alejando de él.

“Creo que los Chapitos empezaron a sentir la presión cuando aumentaron la recompensa por su captura. Creo que están tratando de crear una ilusión masiva para quitar la presión”, dijo. “Es casi como una gran campaña para convencer a Estados Unidos de que no están involucrados. No es más que pura propaganda”, dijo Vigil.

En septiembre, México extraditó a Ovidio Guzmán López, uno de los Chapitos, a Estados Unidos para enfrentar cargos de narcotráfico, lavado de dinero y otros. Las fuerzas de seguridad mexicanas capturaron a Guzmán López, alias “el Ratón”, en enero en Culiacán, capital del estado de Sinaloa, homónimo del cártel.

En mayo, los Chapito afirmaron en una carta que no estaban involucrados en el comercio de fentanilo. Los hijos de Guzmán escribieron en su momento que “nunca hemos producido, fabricado o comercializado fentanilo ni ninguno de sus derivados”, decía la carta. “Somos víctimas de persecución y nos han convertido en chivos expiatorios”.

Vigil sostuvo que era falso que el cartel dejaría de producir fentanilo porque “esa es su gran fuente de ingresos”. También dijo que el resto del Cartel de Sinaloa “nunca aceptaría” ninguna medida para detener la lucrativa producción.

“La estrategia del Cartel de Sinaloa es alejarse de las drogas de origen vegetal” como la cocaína, la marihuana y la heroína, dijo Vigil. Renunciar al fentanilo, lo que podría fortalecer a la pandilla rival de Jalisco, “le dará a Jalisco las claves para básicamente eclipsarlos en términos de dinero”.

En abril, los fiscales estadounidenses revelaron amplias acusaciones contra Ovidio Guzmán y sus hermanos. Expusieron en detalle cómo, tras la extradición de su padre y su eventual sentencia a cadena perpetua en Estados Unidos, los hermanos dirigieron al cartel cada vez más hacia drogas sintéticas como la metanfetamina y el poderoso opioide sintético fentanilo.

La acusación revelada en Manhattan decía que su objetivo era producir enormes cantidades de fentanilo y venderlo al precio más bajo. El fentanilo es tan barato de producir que el cártel obtiene inmensas ganancias incluso vendiendo la droga al por mayor a 50 centavos la pastilla, dijeron los fiscales.

Los Chapitos se hicieron conocidos por su violencia grotesca que parecía superar cualquier noción de moderación mostrada por generaciones anteriores de líderes de cárteles.

El fentanilo se ha convertido en una máxima prioridad en la relación de seguridad bilateral. Pero López Obrador ha descrito a su país como un punto de tránsito para precursores provenientes de China con destino a Estados Unidos, a pesar de las afirmaciones del gobierno estadounidense y de su propio ejército sobre la enorme producción de fentanilo en México.

Se estima que el año pasado se produjeron 109.680 muertes por sobredosis en Estados Unidos, según cifras de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Alrededor de 75.000 de ellos estaban relacionados con el fentanilo y otros opioides sintéticos.

Los fiscales estadounidenses alegan que gran parte de la producción ocurre en y alrededor de la capital del estado, Culiacán, donde el cartel de Sinaloa ejerce un control casi total.

 

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