Diálogos en favor de la paz: prioridad de México en América Latina y el Caribe.



El Financiero.

La paz es hija de la convivencia, de la educación, del diálogo.

Rigoberta Menchú

América Latina y el Caribe es una región dinámica que por su propia historia ha adquirido una vasta experiencia en la solución pacífica de las controversias y la mediación como una herramienta central para la resolución de conflictos. Un esfuerzo pionero en la materia y del que México fue un activo participante, a la par de Colombia, Panamá y Venezuela, fue el Grupo Contadora, conformado en los años ochenta, con el fin de impulsar una iniciativa conjunta que lograra poner fin al conflicto centroamericano, el cual, en un contexto de Guerra Fría, constituía una amenaza para el resto de la región.

Dicha iniciativa recibió, en su momento, el respaldo de la Organización de las Naciones Unidas, de la Organización de Estados Americanos y de la entonces Comunidad Económica Europea; también cimentó el camino hacia el proceso de Esquipulas y el Plan Arias, mediante los cuales los gobiernos de Centroamérica lograron acordar la pacificación de la región.

Cerca de 40 años han transcurrido desde ese hito histórico en el que México realizó un aporte sustantivo a la paz de América Latina y el Caribe, pero el mundo de hoy sigue presentando retos importantes que requieren de la habilidad diplomática y negociadora de los países, del concurso de los actores sociales y de la experiencia recabada por terceros imparciales que, con sus visiones respectivas, pueden abonar a la consolidación de la paz, condición necesaria para impulsar acciones y políticas destinadas a promover un desarrollo humano integral.

En seguimiento a esta rica tradición diplomática, nuestro país será sede del primer “Retiro sobre Mediación en América Latina y el Caribe”, el cual se llevará a cabo los próximos 8 y 9 de febrero. Se trata de un proyecto liderado por el Gobierno de Noruega y el think tank Center for Humanitarian Dialogue (HD), que se organiza de manera conjunta con el Gobierno de México y que forma parte de la serie de retiros regionales del Foro de Oslo, reconocido desde 2003 como el principal escenario internacional en el ámbito de la mediación y resolución de conflictos.

Por espacio de dos días, más de 50 especialistas de 17 países latinoamericanos y caribeños, con reconocidas credenciales en materia de mediación, prevención de conflictos y construcción de paz, se sentarán a la mesa, en un ambiente de confianza y cercanía, para dialogar sobre temas tan vigentes como el proceso de paz en Colombia, las mesas de diálogo entre el Gobierno venezolano y la Plataforma Unitaria de Venezuela, la seguridad y estabilidad en Haití, las protestas sociales y la movilización política en la región, el papel de las mujeres en la mediación y la resolución de conflictos, por mencionar solo algunos.

De lo que se trata es de fomentar una red de contactos entre los especialistas del hemisferio y aportar nuevas ideas que favorezcan la construcción de confianza y tengan un impacto positivo en los procesos en curso.

México goza de un gran reconocimiento por su tradición diplomática apegada a la resolución pacífica de controversias y por su experiencia en los procesos de mediación y de construcción de paz. Por ello, en sintonía con nuestra participación en el Retiro de Mediación, vale la pena recordar nuestra tarea como garante en la Mesa de Diálogo entre el Gobierno de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), cuyo segundo ciclo de negociaciones tendrá lugar en la Ciudad de México a partir de la segunda semana de febrero. Destaca también nuestra participación en el proceso de negociación emprendido entre el Gobierno de Venezuela y la oposición, reanudado en la capital mexicana el pasado mes de noviembre.

Estas acciones muestran fehacientemente los esfuerzos de México para alcanzar la paz en la región, de manera consistente con nuestros principios de política exterior consagrados en la Constitución y con los que estamos fuertemente comprometidos.

La paz se construye todos los días y debe comenzar por el respeto del uno hacia el otro, por la tolerancia hacia los diferentes puntos de vista. La paz se afianza asegurando un diálogo constante, sin exclusiones. Por ese motivo, este retiro del Foro de Oslo se presenta como una oportunidad para impulsar que América Latina y el Caribe sea una región más estable, igualitaria y pacífica.

*Subsecretario para América Latina y el Caribe en la SRE

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