EFE.
Mientras en Washington los Tribunales deciden si se mantiene o no el Título 42, la norma sanitaria que permite la expulsión inmediata de migrantes y que tenía que haber finalizado el miércoles, la frontera de Estados Unidos con México queda en un limbo y los migrantes se ven expuestos a situaciones de mayor riesgo.
Después de haber cruzado miles de kilómetros y haber sorteado el peligro de los carteles, soportado hambre y atravesado algunos la hostil selva del Darién, los migrantes se enfrentan a una decisión: esperar en México o arriesgarse a cruzar de manera irregular.
Con la norma sanitaria en pie, entregarse a la Patrulla Fronteriza deja de ser una opción inmediata para muchos migrantes que son expulsados como parte de acuerdos entre el gobierno mexicano y el estadounidense.
El Título 42, que entró en vigor durante el mandato de Donald Trump y con la excusa de la pandemia, se mantiene en vigor después de una medida cautelar de la Corte Suprema, evita que las personas de países como Venezuela o los del llamado Triángulo Norte puedan solicitar asilo.
Desesperados, algunos deciden arriesgarse, buscando un hueco o una compuerta abierta en el muro fronterizo, o bien pagando a coyotes sumas de hasta mil dólares para que les guíen a través de los caminos para evitar ser capturados por la Patrulla Fronteriza.
Cruzar una y otra vez hasta pasar a Estados Unidos
El Título 42, que fue mantenido por la actual administración de Joe Biden, no ha disminuido el número de aumentos de migrantes en la frontera, que han alcanzado cifras récord en los últimos meses.