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Durante el mandato de Donald Trump, los hoteles del expresidente cobraron hasta 1,185 dólares por noche al Servicio Secreto, más de cinco veces la tarifa recomendada por el Gobierno. Estos cobros siguieron incluso cuando dejó el cargo, según una investigación del Comité de Supervisión y Reforma de la Cámara de Representantes.
A partir de enero de 2017 y hasta el 15 de septiembre de 2021, el Servicio Secreto recibió al menos 40 exenciones para gastar más de lo recomendado y alojarse en las propiedades de Trump, primero para protegerlo cuando era presidente, y luego como expresidente, y para cuidar a quienes lo rodeaban, según la investigación revelada este lunes.
Un libro de contabilidad, obtenido por el comité y publicado en el informe, indica que el Servicio Secreto pagó 1,160 dólares por una habitación en el Trump International Hotel de Washington, D.C. para los agentes que protegían a Eric Trump el 8 de marzo de 2017, cuando la tarifa esa noche era de 242 dólares.
Otro libro de contabilidad muestra que la agencia pagó 1,185 dólares por alojar a los agentes que protegían a Donald Trump Jr. el 8 de noviembre de 2017 cuando la tarifa era de 201 dólares.
Ni la Organización Trump ni el Servicio Secreto respondieron a una solicitud de comentarios realizada por la cadena NBC News.
Las propiedades de Trump cobraron a la agencia más de 1.4 millones por alojar a agentes que viajaban con el expresidente, según cifras reportadas por el diario The Washington Post.
Hasta ahora se desconocía que una sola noche podía costar hasta 1,185 dólares al Servicio Secreto y a los contribuyentes.
La presidenta del comité parlamentario, Carolyn Maloney, detalló los hallazgos en una carta dirigida a la directora del Servicio Secreto, Kimberly Cheatle, en la que señaló que el entonces presidente aseguró que los empleados federales que viajaran con él se alojarían gratis en sus propiedades o al precio al público.
“Las exorbitantes tarifas cobradas al Servicio Secreto y las frecuentes estancias de los agentes en las propiedades de Trump plantean importantes preocupaciones sobre la autogestión del expresidente y podrían haber dado lugar a una ganancia inesperada para los negocios en dificultades del expresidente, financiada por los contribuyentes”, afirmó Maloney.
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