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Robyn Mejía, una maestra hispana de Maryland, había tenido una semana mala y, para animarla, su esposo hizo algo que él tampoco imaginó que les cambiaría la vida a ambos para siempre.
El marido de la mujer, de 39 años, le llevó a casa un boleto de lotería rasca-y-gana de cinco dólares que compró en una tienda 7-Eleven del condado de Frederick, que resultó premiado el pasado 12 de marzo con 50,000 dólares.
“Mi marido llevó el boleto a la tienda para escanearlo, sólo para asegurarse de que era real”, dijo Robyn, “también le pedimos a mi cuñado que viniera y lo escaneara en la aplicación de la lotería”.
La maestra, con 18 años de experiencia, guardó el boleto en una caja fuerte hasta que pudo acudir a Baltimore a reclamar el premio durante las vacaciones de primavera de su escuela.
“Estábamos ahorrando dinero para el pago inicial de una casa, pensando que estaríamos listos a finales de año”, dijo esta madre de dos hijos, “¡pero ahora no tenemos que esperar!”.
Mejía dijo que juegan a la lotería “quizá [solo] una vez al año”, explicó. Su suerte ahora también será compartida en parte por el vendedor del boleto, que recibirá un bono de 500 dólares.
Mientras tanto, en Carolina del Norte, una mujer ganó la lotería por segunda vez. Judy Mashburn, de 57 años, ganó un premio de Cash 5 en 2008 y este año lo duplicó: obtuvo $700,000 con un raspadito. Tras pagar los impuestos, Mashburn se quedará con $497,973.
