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Bien dicen que comer es una necesidad, pero cocinar es un arte!
Hoy EL VALLE NOTICIAS entrevista a una de las chef mas reconocidas en la ciudad de Brownsville, Texas, Celia Galindo, quién al paso de los años ha conquistado y deleitando hasta los paladares mas exigentes en el arte culinario.
Y es que cocinar para Celia es precisamente un arte del que esta enamorada y al que día a día se dedica con pasión.
Ella es una artista en la cocina que transmite a través de sus platillos emociones positivas y es su personalidad vibrante y alegre la que le da el toque especial a una diversidad de sabores con el toque mexicano, acompañado de consejos y secretos de su abuelita.
Galindo nació en la ciudad de Brownsville pero a los dos años de edad por negocios de su padre, Don Manuel Rodero, (su mamá la señora Celia Sámano), la familia se fue a vivir a la ciudad de México.
A los 17 años de edad ya asistía a la Universidad Le Cordon Bleu México, considerada como una de las mejores escuelas de cocina en el vecino país, en donde al graduarse de prepa, saco su bachillerato de chef en tres años.
Galindo se vino a vivir con sus abuelitos maternos en 1978 y en ese entonces, su abuelo Don Jorge Sámano, le exigió una carrera profesional, por lo que obtuvo su título de Bióloga en la Universidad Panamericana, graduándose con honores.
Incursionó también en el Certamen de Miss Estados Unidos en donde se colocó en segundo lugar en el año de 1984.
Después de trabajar algún tiempo en el colegio Villa Maria como maestra de ciencias y entrenadora de natación, e incluso llego a participar en la Olimpiada del 1976 en la ciudad de Montreal, Galindo quién se define como una podóloga del mundo, decide regresar a la ciudad de México en donde conoce a quién es su esposo, el señor Pedro Galindo, productor de cine de películas como “7 en la Mira” y “La Muerte del Chacal”.
Con él ha estado casada por 34 años. Durante sus primeros años de matrimonio se instalaron en Brownsville, pero su esposo decide regresar al Distrito Federal para hacer programas de tele-secundaria, pues en ese año de 1996 el cine, que era su oficio, estaba en decadencia.
Celia se queda en esta ciudad fronteriza de Brownsville feliz al estar de nuevo junto a su abuelita, quién desde pequeña le enseñó a cocinar, convirtiéndose en su arte favorito y que por hoy se destaca como una distinguida empresaria poseedora de su propio restaurante.
“Para mi cocinar es mi corazón”, dice una Celia emocionada a la vez que derrama una lágrima “es mi alma, disfruto de ver comer a la gente mi comida porque es mi arte, y es resultado de todo el proceso de un platillo hecho en mi restaurante, que incluye desde que llegan mis empleados y se preparan para entrega a la cocina, ponen los manteles, atendemos al publico, hasta que la persona lo disfruta”.
Galindo considera que en la comida no hay competencia, es como todo, es el sazón lo que lo hace la diferencia, así como las ganas y el gusto de quien lo prepara”.
Y es sin duda es el sabor de un platillo, el servicio a tiempo y la atmósfera de un lugar los factores imprescindibles para lograr la preferencia de la clientela, pero para Celia Galindo hay un valor añadido que es un ingrediente único, cultivar la amistad con los comensales y memorizar lo que les gusta y que no, pues es lo importante es verles comer con alegría.
“Yo recuerdo mucho a mi abuelita, que fue quien me enseño a cocinar, aun recuerdo sus sabores y aunque no me quedan igual mantengo en mi mente la frase de que es la mano y el amor lo que se pone en un guisado para que a las personas les pueda gustar, y eso es lo que siempre hago, combino amor y sabor” dijo la siempre sonriente Chef Celia Galindo.
La comida la saboreas pero además de saciar el apetito, te hace sentir feliz, lleno, calmado e incluso hasta amado, pues es donde la persona que los prepara se da así mismo poniendo su toque de amor, Celia Galindo lo sabe, y su secreto es simple: divertirse en la cocina poniendo en cada uno de sus platillos, el alma.