MINSK, Bielorrusia.
Más de 100.000 personas protestaron el domingo en la capital de Bielorrusia, exigiendo la salida del autoritario líder del país a quien acusan de ganar las elecciones de hace dos semanas mediante fraude.
La manifestación llenó la Plaza de Independencia en Minsk, un área de 7 hectáreas cuadradas (17 acres cuadrados). No hubo un cálculo oficial del tamaño de la multitud, pero parecía ser de unas 150.000 personas.
Varios vehículos policiales estaban en el perímetro de la plaza, pero los agentes no intentaron dispersar a la multitud. Hace pocos días unas 7.000 personas fueron arrestadas —algunas de ellas heridas a palos o por perdigones de goma— durante la ola de protestas contra el presidente Alexander Lukashenko, quien lleva 26 años gobernando esta antigua república soviética y dice haber ganado las elecciones del 9 de agosto.
Un video el domingo mostraba al presidente con un rifle y chaleco antibalas mientras se bajaba de un helicóptero que lo llevó a su residencia de trabajo.
Cuando Lukashenko aterrizó en el Palacio de la Independencia en Minsk, los manifestantes se congregaron en una plaza cercana.
El líder de 65 años parece estar buscando una estrategia para contrarrestar las manifestaciones, que comenzaron hace dos semanas. En repetidas ocasiones ha culpado a Occidente diciendo que las movilizaciones están respaldadas por Estados Unidos. También afirma que el presidente ruso Vladimir Putin está dispuesto a apoyar a su gobierno para sofocar las protestas si Lukashenko lo solicita.
La represión de Lukashenko contra la oposición, su gobierno intransigente, el deterioro de la economía nacional y negar descaradamente al coronavirus, parecen haber galvanizado a los oponentes.
“Bielorrusia ha cambiado. Lukashenko ha podido unir a todos, desde los trabajadores hasta los intelectuales, en la demanda de cambio”, dijo Slava Chirkov, quien asistió a la manifestación del domingo con su esposa e hijo.
Las principales fábricas del país se han visto afectadas por huelgas de trabajadores hartos del gobierno. Estos paros no solo amenazan a la deteriorada economía, sino que muestran que la oposición al régimen de Lukashenko se extiende más allá de los círculos más educados y ya alcanzó a su base tradicional de obreros.
La principal rival de Lukashenko en las elecciones, Sviatlana Tsikhanouskaya, huyó a Lituania el día después de los comicios. Otros posibles rivales huyeron del país incluso antes de las elecciones.
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