Coronavirus mata a activista de quilombos en Brasil



ARMAÇÃO DE BÚZIOS, Brasil.

Carivaldina Oliveira da Costa preservaba la historia de su comunidad costera al norte del estado de Río de Janeiro y por dos décadas peleó por el derecho de sus residentes a la tierra que ocupan como descendientes de esclavos fugados.

Conocida como Doña Uia, era la matriarca que aprobaba todas las decisiones de Rasa, uno de los numerosos “quilombos” de Brasil. Trabajaba incansablemente para que unas 700 familias fuesen reconocidas, no marginadas, según su hija Nally Oliveira.

“Ojalá fuese la mitad de la persona que fue ella: Una guerrera de buen corazón que dio pelea y siempre nos enseñó lo que está bien y lo que está mal”, declaró Nally, de 41 años y la única hija de Uia.

Doña Uia nació en Armacao dos Buzios en 1941, cuando esa localidad era un barrio de una ciudad costera descubierta por Amerigo Vespucci. La visita de la actriz francesa Brigitte Bardot a mediados de la década de 1960 le dio otra categoría a Buzios y representó el inicio de una transformación en un balneario exclusivo con 23 playas inmaculadas.

La madre de Uia le había contado historias del lugar, relatos de otras épocas que había escuchado de su propia madre. Del período en que barcos portugueses llevaban africanos esclavizados que desembarcaban en un farallón llamado Padre Vitorio. Desde allí eran trasladados a una iglesia en la cima de una colina para ser bautizados, dándoles nuevos nombres, y luego eran obligados a trabajar en las plantaciones de azúcar. Aún quedan restos de sus viviendas.

Nada de esto aparece en la sección del portal oficial de Buzios que habla de su historia.

“Solo te hablan de Brigitte Bardot, no se cuenta la historia real”, dijo Nally. “Antes de que Brigitte Bardot ´descubriese´ este lugar, aquí había gente: pescadores, personas que ni sabían que vivían en quilombos, descendientes de esclavos”.

Se denomina quilombo a las comunidades de descendientes de esclavos cimarrones emancipados.

Brasil fue el último país del hemisferio occidental que abolió la esclavitud, en 1888. Las comunidades de quilombos siguieron existiendo y recién un siglo después una nueva constitución reconoció su derecho a las tierras que ocupaban. Si bien se encuentran en las afueras de las ciudades, a menudo no tienen mucho contacto con ellas. Tienen una tasa de pobreza relativamente alta y cualquier visitante desprevenido puede pensar que son un barrio periférico como tantos. Conseguir un título de propiedad puede tomar años.

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