Los manifestantes en Portland desobedecieron la orden de la policía de retirarse y lanzaron a los agentes piedras, huevos congelados o duros y fuegos artificiales al tiempo que los disturbios continuaban el sábado en esta ciudad del noroeste.
Un patrullero de la Policía Estatal de Oregon sufrió una herida en la cabeza al recibir el impacto de una piedra, informó la policía en un comunicado. Se desconocía de momento el estado de salud de ese agente.
Algunos manifestantes pusieron clavos en tramos de hule espuma tipo manguera y los colocaron en la calle, causando daños a un vehículo de la policía, de acuerdo con las autoridades. La Policía Estatal de Oregon trabajó con agentes de Portland para dispersar a los manifestantes.
“Están lanzando rocas y pedazos de concreto contra los agentes”, tuiteó la policía. “Individuos entre la multitud apuntan láser en un intento de cegar a los agentes”.
Desde el homicidio del afroestadounidense George Floyd en Minneapolis, las protestas contra la injusticia racial y la brutalidad policial han tenido lugar todas las noches durante 70 días.
La policía de Portland declaró ilegal una protesta del viernes en la noche en el edificio de seguridad pública Penumbra Kelly y ordenó a los inconformes que se retiraran de la zona. Las autoridades habían advertido previamente a las personas que no fueran a allanar el lugar.
Los manifestantes habían permanecido varias horas antes que los agentes comenzaran a sacarlos del edificio a primeras horas del sábado mediante el uso de munición para el control de multitudes. Varias personas fueron arrestadas.
“Mientras se hacían los arrestos, algunos miembros de la multitud comenzaron a lanzar piedras contra los agentes”, dijo la policía en un comunicado. “Mientras sucedía esta actividad criminal, la multitud también bloqueó todos los carriles en la calle East Burnside, impidiendo el tránsito de los vehículos.
La policía afirmó que había arrestado a 24 personas durante la protesta efectuada de la noche a la mañana. La mayoría de las personas detenidas era de Portland, pero también había uno de Oakland, California, y otro de Tulsa, Oklahoma. La mayoría tenían entre 20 y treinta y tantos años.
Los cargos incluyeron agresión contra un agente, obstrucción de la acción de un agente, alteración del orden público y resistirse al arresto.
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