Para Albert Baraka, la ceremonia afuera de una oficina federal de inmigración en Lawrence, Massachusetts, fue breve, pero el cambio es para toda la vida.
El joven de 20 años, que llegó a Estados Unidos hace seis años en calidad de refugiado del Congo, recitó el juramento de lealtad junto con otras nueve personas el jueves por la mañana, el último paso ceremonial para convertirse en ciudadano estadounidense.
Baraka, estudiante de administración de negocios en la Universidad de Norwich, un colegio militar privado en Vermont, dijo que desea que llegue el momento en el que podrá emitir su primer voto en las elecciones de este año.
“En estos tiempos difíciles, es una bendición”, dijo Baraka, de pie junto a su madre, quien se naturalizó hace unos meses, y su hermana. “Votar es lo más importante para mí ahora porque siento que es importante elegir sabiamente a quien quieres que sea tu líder, y hablar sobre lo que crees”.
El Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos (USCIS por sus siglas en inglés), encargado de supervisar el sistema de inmigración legal del país, reanudó sus servicios presenciales en varias ciudades el jueves, luego de cerrar sus oficinas a mediados de marzo a causa de la pandemia de coronavirus.
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