El aspirante presidencial demócrata Joe Biden, criticó con dureza al presidente Donald Trump por la forma en que ha respondido a las protestas raciales en Estados Unidos tras la muerte de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis.
Biden señaló que Trump, si en vez de andar mostrando la Biblia —como hizo el lunes—, la abriera para leerla “podría aprender algo”. Prometió, a la vez, que si se convierte en el próximo presidente del país, se dedicara a unirlo y a “sanar las heridas raciales”.
“El presidente sostuvo ayer la Biblia en la Iglesia de St. John. Ojalá la abriera de vez en cuando. En vez de sólo blandirla. Si la abriera, podría aprender algo. Te llama a amar los unos a los otros como a uno mismo; es un trabajo difícil. Pero es el trabajo que hay que hacer en Estados Unidos”, indicó Biden en un discurso en la ciudad de Filadelfia.
“Quizá también querría abrir la Constitución de vez en cuando. Si lo hiciera encontraría una cosa llamada Primera Enmienda. Y lo que dice, al principio, es: ´El derecho de las personas a reunirse pacíficamente para pedir al gobierno que atienda sus peticiones. Es, digamos, la esencia en la que se basa esta nación. Señor presidente, eso es Estados Unidos”, agregó.
Sin embargo, a decir de Biden, Trump parece estar más preocupado por su reelección que por la división y convulsión que hay en el país.
“Cuando el presidente ordena desalojar a manifestantes pacíficos del porche de la casa del pueblo, la Casa Blanca, con gases lacrimógenos y granadas de estruendo (…) tenemos derecho a pensar que está más preocupado por el poder que por los principios (…) Más interesado en alimentar las pasiones de sus bases que las necesidades de aquellos a quienes se supone que debe cuidar”.
Biden prometió que, de ser elegido presidente en las elecciones de noviembre, si bien no puede haber mandatario perfecto, se dedicará a tratar de unir al país y “sanar las heridas raciales”.
Trump desató polémica el lunes cuando dijo que enviará soldados armados a las calles para controlar las protestas por la muerte, durante su detención, del afroestadounidense George Floyd. En vez de conciliar, Trump atizó la ira de los manifestantes, y acusó a los gobernadores de ser “débiles”.
Asimismo, ordenó desalojar los alrededores de la Casa Blanca, donde había gente exigiendo el fin de la brutalidad policial, para poder hacer una caminata a la Iglesia de St. John, que resultó dañada durante las protestas del domingo.
Atravesó un parque protegido por una valla de policías y al llegar a la iglesia posó con una Biblia para decir que Estados Unidos es un país maravilloso y él es el presidente de la “ley y el orden”.
.